Los ojos funcionan mejor cuando el contraste entre el objetivo a visualizar y el fondo es máximo, como por ejemplo, letras negras sobre papel blanco. La eficiencia aumenta aún más cuando el borde exterior del campo visual está expuesto a niveles de brillo ligeramente menores. Por desgracia, en el caso de las PVD la situación es precisamente la inversa y este es uno de los motivos por los que muchos operadores de PVD intentan protegerse los ojos contra el exceso de luz.
Un contraste inadecuado del brillo y los reflejos molestos producidos por la luz fluorescente, por ejemplo, pueden producir, trastornos visuales en los operadores de PVD. En un estudio, el 40 % de 409 operadores de PVD se quejaron de este tipo de trastornos (Läubli y cols. 1989).
Con el fin de minimizar los problemas debidos a la ilumina- ción, al igual que en el caso de la distancia de visión, la flexibi- lidad es importante. Debería ser posible adaptar las fuentes de luz a la sensibilidad visual de los individuos. Los lugares de trabajo deberían ofrecer a los individuos la oportunidad de ajustar su iluminación.
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