sábado, 30 de noviembre de 2013

El tejido urbano

Además de las cuestiones concretas ya señaladas (vivienda, servicios, tráfico), también el crecimiento global del tejido urbano tiene repercusiones sobre la salud. En primer lugar, las zonas urbanas suelen registrar una gran densidad de población, lo que facilita la difusión de enfermedades transmisibles. En segundo lugar, en esas zonas se concentran gran número de industrias, y la contaminación consiguiente. En tercer lugar, a través del proceso de crecimiento urbano, focos naturales de vectores de enfermedades pueden quedar atrapados en las nuevas áreas urbanas, y pueden crearse nuevos nichos para vectores de enfermedades. Los vectores pueden adaptarse a los nuevos hábitats (urbanos), por ejemplo, los responsables de la malaria urbana, el dengue y la fiebre amarilla. En cuarto lugar, la urbanización ha tenido muchas veces consecuencias psicosociales como el estrés, la alienación, la inestabilidad y la inseguridad, que a su vez han provocado problemas como la depresión y el uso indebido del alcohol y las drogas (Harpham, Lusty y Vaugham 1988; OMS, Comisión de Salud y Medio Ambiente 1992a).
Las experiencias del pasado han demostrado la posibilidad (y la necesidad) de abordar los problemas de salud con mejoras en la urbanización. Por ejemplo, “el notable descenso de las tasas de mortalidad y las mejoras en materia de salud que se consi- guieron en Europa y Norteamérica a comienzos del presente siglo no debieron tanto a los establecimientos médicos como a la mejora de la nutrición y del abastecimiento de agua, del sanea- miento y de otros aspectos de las condiciones de vivienda y de vida” (Hardoy, Cairncross y Satterthwaite 1990).
La solución a los crecientes problemas planteados por la urbanización pasa por una sólida integración entre urbanismo y gestión de las ciudades (aspectos que suelen estar separados), así como por la participación de los distintos agentes públicos, privados y voluntarios que operan en el escenario urbano. La urbanización afecta a una gran variedad de trabajadores. A diferencia de otras fuentes o tipos de problemas de salud (que podrían afectar a categorías específicas de trabajadores), los riesgos profesionales derivados de la urbanización no pueden abordarse únicamente mediante la acción o presión sindical. Exigen una acción interprofesional o, de un modo aún más amplio, una acción de la comunidad urbana en general.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Tráfico

Las ciudades y los pueblos dependen en gran medida del transporte de superficie para el traslado de personas y mercancías. Así, el incremento de la urbanización en todo el mundo se ha visto acompañado de un enorme crecimiento del tráfico urbano. Y esta situación ha generado gran número de de 500.000 personas mueren en accidentes de tráfico cada año, y dos tercios de esa cifra se producen en zonas urbanas o periur- banas. Además, según numerosos estudios realizados en diferentes países, por cada persona fallecida se producen de 10 a 20 heridos. En muchos casos las víctimas padecen una pérdida permanente o prolongada de productividad (Urban Edge 1990a; OMS, Comisión de Salud y Medio Ambiente 1992a). Gran parte de esos datos se refiere a personas que iban o venían del trabajo —y ese tipo de accidentes de tráfico se consideran desde hace poco un riesgo profesional.
Según estudios del Banco Mundial, las principales causas de los accidentes de tráfico urbano son el mal estado de los vehí- culos, el mal estado de las vías, la confluencia de distintos tipos de tráfico —desde peatones y animales a camiones— en las mismas calles o vías, la inexistencia de aceras y el nerviosismo en el comportamiento viario (tanto entre conductores como entre peatones) (Urban Edge 1990a, 1990b).
Otro peligro derivado de la expansión del tráfico urbano es la contaminación del aire y la contaminación por ruido. Entre los problemas para la salud figuran las enfermedades respiratorias agudas y crónicas, los tumores malignos y las deficiencias de audición (la contaminación se aborda también en otros artículos de la presente Enciclopedia).
Existen muchas soluciones técnicas para mejorar la seguridad viaria y de los vehículos (así como la contaminación). Pero, al parecer, el reto más importante es modificar las actitudes de conductores, peatones y funcionarios públicos. Se ha recomen- dado muchas veces la educación vial —desde la escuela elemental hasta campañas en los medios de comunicación— como política dirigida a los conductores y/o peatones (y esos programas, cuando se han aplicado, han alcanzado por lo general cierto grado de éxito). Los funcionarios públicos son responsables de elaborar la legislación de tráfico y obligar a su cumplimiento, inspeccionar los vehículos y concebir y aplicar medidas técnicas de seguridad. Sin embargo, según los estudios antes mencionados, los funcionarios rara vez consideran los acci- dentes de tráfico (o la contaminación) un problema de la máxima prioridad, o rara vez cuentan con los medios necesarios para actuar en consecuencia (Urban Edge 1990a, 1990b). Por consiguiente, han de ser objeto de campañas educativas y se les ha de apoyar en su labor.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Análisis del usuario

El otro pilar del diseño de interfaces es el análisis de las características del usuario. Las características relevantes pueden estar relacionadas con la edad, sexo, idioma, nivel cultural, formación, conocimientos técnicos o de informática, cualificación o motivación del usuario. Las variaciones en estos factores individuales son las responsables de las diferencias en y entre grupos de usuarios. Uno de los principios básicos del diseño de interfaces es, por lo tanto, que no existe un usuario medio. Es necesario, por lo tanto, identificar distintos grupos de usuarios y sus características. Se debe impulsar a los representantes de cada grupo a que participen en el en los procesos de diseño y evaluación de las interfaces.
Por otra parte, se pueden utilizar técnicas psicológicas, ergonómicas y de ingeniería cognitiva para obtener información sobre las características de los usuarios relativas a la percepción, memoria, representación cognitiva, toma de decisiones y aprendizaje (Wickens 1992). Es evidente que la única manera de desarrollar interfaces que sean realmente compatibles con los usuarios es tener en cuenta el efecto de las diferencias en estos factores sobre las capacidades, límites y forma de trabajar de los usuarios.
Los estudios ergonómicos sobre las interfaces se han centrado casi exclusivamente en las habilidades perceptivas, cognitivas y motoras de los usuarios, más que en los factores afectivos, sociales o de actitud, aunque en los últimos años, el trabajo en estos campos ha adquirido mayor popularidad. (Para una visión integral de las personas como sistemas de procesamiento de la información, consultar Rasmussen 1986; para una revisión de los factores relacionados con el usuario que hay que considerar para el diseño de interfaces, consultar Thimbleby 1990 y Mayhew 1992). Los siguientes párrafos tratan sobre las cuatro características principales relacionadas con el usuario que deberían tenerse en cuenta durante el diseño de interfaces.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Análisis de la tarea

El análisis ergonómico de la tarea es uno de los pilares del diseño de interfaces. Esencialmente se trata del proceso por el que se definen las responsabilidades y actividades de los usuarios, lo que, a su vez, permite diseñar interfaces compatibles con las características de las tareas de los usuarios. Todas las tareas tienen dos facetas:
1. La tarea nominal, que corresponde a la definición formal de tarea hecha por la organización. Incluye los objetivos, los procedimientos, el control de calidad, las normas y las herramientas.
2. La tarea real, que corresponde a las decisiones de los usuarios y a los comportamientos necesarios para la ejecución de la tarea nominal.
El corte entre la tarea nominal y la real es inevitable y deriva de la incapacidad de la tarea nominal de tener en cuenta las variaciones y las circunstancias imprevisibles del flujo de trabajo, así como de las diferencias en la representación mental que los usuarios hacen de su trabajo. El análisis de la tarea nominal no basta para entender completamente las actividades de los usuarios.
El análisis de la actividad examina elementos como los obje- tivos de trabajo, el tipo de operaciones realizadas, su organización temporal (secuencial, en paralelo) y frecuencia, los modos operativos en que se basa, las decisiones, las fuentes de dificultades, los errores y los modos de recuperación. También muestra este análisis las distintas operaciones realizadas para llevar a cabo la tarea (detección, búsqueda, lectura, comparación, evaluación, decisión, estimación, anticipación), las entidades manipuladas (por ejemplo, en el control de procesos, la tempera- tura, presión, velocidad de flujo, el volumen) y la relación entre los operadores y las entidades. El contexto en el que es ejecutada la tarea condiciona estas relaciones. Tales datos son indispensa- bles para definir y organizar las características futuras del sistema.
A nivel más básico, el análisis de la tarea está compuesto por la obtención de datos, su recopilación y análisis. Puede realizarse antes, durante o después de la informatización de la tarea. En todos los casos, proporciona directrices esenciales para el diseño y la evaluación de la interfaz. El análisis de la tarea siempre está relacionado con la tarea real, aunque también puede estudiar tareas futuras a través de su simulación o la prueba de proto- tipos. Cuando se realiza antes de la informatización, estudia las “tareas externas” (es decir, las tareas que se realizan sin el ordenador), que se llevan a cabo con las herramientas de trabajo existentes (Moran 1983). Es un tipo de análisis útil incluso si se espera que la informatización modifique la tarea de forma importante, ya que permite definir la naturaleza y lógica de la tarea, los procedimientos de trabajo, la terminología, los opera- dores y tareas, las herramientas de trabajo y fuentes de dificultades. Al hacer esto, se obtienen los datos necesarios para la optimización de la tarea y la informatización.
El análisis de la tarea realizado durante la informatización de la tarea se centra en “tareas internas”, es decir, las realizadas y representadas por el sistema informático. En esta etapa se utilizan prototipos del sistema para la obtención de datos. El proceso se ocupa de los mismos puntos examinados en la etapa anterior, pero desde el punto de vista del proceso de informatización.
Después de la informatización de la tarea, el análisis de la tarea también estudia las tareas internas, pero el análisis ahora se centra en el sistema informático final. Este tipo de análisis se realiza con frecuencia para evaluar las interfaces existentes o como parte del diseño de interfaces nuevas.
El análisis jerárquico de la tarea es un método utilizado frecuentemente en ergonomía cognitiva que ha resultado muy útil en diversos campos, incluido el diseño de interfaces (Shepherd 1989). Consiste en la división de las tareas (u objetivos principales) en subtareas, cada una de las cuales puede subdividirse hasta conseguir el nivel de detalle deseado. Si los datos se obtienen directamente de los usuarios (por ejemplo, a través de entrevistas, comentarios, etc.), la división jerárquica puede dar una imagen de la ordenación mental que los usuarios hacen de la tarea. Los resultados del análisis pueden represen- tarse mediante una tabla o un diagrama de árbol. Cada una de estos formatos tienen ventajas e inconvenientes.


martes, 26 de noviembre de 2013

Una filosofía de diseño centrada en el usuario

Gould y Lewis (1983) han propuesto una filosofía de diseño centrada en el usuario de las pantallas de visualización. Los cuatro principios propuestos son:

1. Atención inmediata y continua a los usuarios. Se mantiene un contacto directo con los usuarios, con el fin de comprender mejor sus características y tareas.
2. Diseño integrado. Todos los aspectos de la usabilidad (por ejemplo, interfaz, manuales, sistemas de ayuda) se desarrollan en paralelo y se colocan bajo un control centralizado.
3. Evaluación inmediata y continua por parte de los usuarios. Los usuarios prueban las interfaces o prototipos en las primeras fases de diseño, en condiciones de trabajo simuladas. El rendimiento y las reacciones se miden cuantitativa y cualitativamente.
4. Diseño iterativo. El sistema es modificado dependiendo de los resultados de la evaluación, y vuelve a comenzar el ciclo de evaluación.
En Gould (1988) se explican con detalle estos principios. Muy relevantes cuando se publicaron, en 1985, siguen siéndolo casi quince años después, debido a la imposibilidad de predecir la efectividad de las interfaces sin las pruebas de los usuarios. Tales principios constituyen la base de los ciclos de desarrollo basados en el usuario, propuestos por varios autores en los últimos años (Gould 1988; Mantei y Teorey 1989; Mayhew 1992; Nielsen 1992; Robert y Fiset 1992).
En la última parte de este artículo analizaremos cinco etapas del ciclo de desarrollo que parecen determinar la efectividad de la interfaz final.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Para los usuarios:

• fase de aprendizaje más corta
• mayores posibilidades de aplicación general de las habilidades
• mejor uso del sistema
• mayor autonomía en el uso del sistema
• reducción del tiempo necesario para realizar una tarea
• menor número de errores
• mayor satisfacción.
Las interfaces eficaces pueden mejorar significativamente la salud y la productividad de los usuarios al tiempo que mejoran la calidad y reducen los costes de su formación. Para ello es necesario basar el diseño y la evaluación de las interfaces en principios ergonómicos y en normas prácticas, ya sean directrices, normas de empresa de los principales fabricantes de sistemas o normas internacionales. En el curso de los años, se ha acumulado una gran cantidad de principios ergonómicos y directrices relativas al diseño de interfaces (Scapin 1986; Smith y Mosier 1986; Marshall, Nelson y Gardiner 1987; Brown 1988). Este bloque multidisciplinario abarca todos los aspectos de las interfaces modalidad carácter y gráficas, así como los criterios de evaluación de las interfaces. A pesar de que su aplicación concreta ocasionalmente supone algún problema (por ejemplo, terminología imprecisa, información inadecuada sobre las condiciones de uso, presentación inadecuada, etc.), sigue siendo un recurso valioso para el diseño y la evaluación de las interfaces.
Además, los principales fabricantes de software han desarro- llado sus propias directrices y normas internas para el diseño de interfaces. He aquí los documentos que recogen dichas directrices:
• Apple Human Interface Guidelines (1987)
• Open Look (Sun 1990)
• OSF/Motif Style Guide (1990)
• IBM Common User Access guide to user interface design (1991)
• IBM Advanced Interface Design Reference (1991)
• The Windows interface: An application design guide (Microsoft 1992)

Estas directrices tienen como objetivo simplificar el desarrollo de interfaces indicando un nivel mínimo de uniformidad y cohe- rencia entre las interfaces utilizadas en la misma plataforma informática. Son precisas, detalladas y bastante completas en varios aspectos y tienen la ventaja adicional de ser bien cono- cidas, accesibles y ampliamente utilizadas. Son las normas de diseño “de facto” que utilizan los que desarrollan los sistemas y son, por lo mismo, indispensables.
Además, las normas de la Organización Internacional de Normalización (ISO) son también valiosas fuentes de informa- ción sobre el diseño y la evaluación de las interfaces. Estas normas se refieren principalmente a la uniformidad entre las interfaces, independientemente de las plataformas y aplica- ciones. Se han elaborado en colaboración con las asociaciones nacionales de normalización, después de discutirlas amplia- mente con los investigadores, diseñadores y fabricantes. La norma ISO más importante sobre el diseño de interfaces es la ISO 9241, que describe los requisitos ergonómicos para las pantallas de visualización de datos y consta de 17 partes. Por ejemplo, las partes 14, 15, 16 y 17 se refieren a cuatro tipos de diálogo persona-ordenador: los menús, los lenguajes de comandos, la manipulación directa y los formularios. Las

normas ISO deberán tener prioridad sobre otros principios y directrices de diseño. Las siguientes secciones tratan sobre los principios que deben condicionar el diseño de las interfaces.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Para los productores de software

• mejor imagen del producto
• mayor demanda de productos
• menor tiempo de formación
• menor necesidad de servicio posventa
• una base sólida para desarrollar una línea de productos
• reducción del riesgo de errores y accidentes
• reducción de la documentación.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Elementos del diseño de la interfaz

Desde la invención de los sistemas operativos de tiempo compartido en 1963 y especialmente desde la introducción de los micro- ordenadores en 1978, el desarrollo de las interfaces persona-ordenador ha sido vertiginoso (véase historia en Gaines y Shaw 1986). El estímulo para este desarrollo se encuentra principalmente en tres factores simultáneos:
En primer lugar, la rápida evolución de la tecnología informática como resultado de los avances de la ingeniería eléctrica, de las ciencias, físicas e informáticas, ha sido uno de los determinantes principales del desarrollo de la interfaz de usuario. A ello se debe la aparición de ordenadores cada vez más potentes y rápidos, con gran capacidad de memoria, pantallas gráficas de alta resolución, y dispositivos señaladores más naturales que permiten la manipulación directa (ratones, “trackballs”). Estas tecnologías también fueron las responsables de la aparición de los microordenadores y que constituyeron la base para las interfaces basadas en caracteres de los decenios de 1960 y1970, para las interfaces gráficas de finales del decenio de 1970 y las inter- faces multimedia e hipermedia aparecidas a mediados del decenio de 1980, basadas en entornos virtuales o en el uso de tecnologías de reconocimiento de entrada alternativa (por ejemplo, detección de voz, de escritura y del movimiento). En los últimos años, se ha realizado una investigación y un desarrollo considerables en estas áreas (Waterworth y Chignel 1989; Rheingold 1991). Acompañando a estos avances, se han desarrollado herramientas de software cada vez más avanzadas para el diseño de interfaces (por ejemplo, los sistemas de división en ventanas, las bibliotecas de objetos gráficos o los sistemas de desarrollo de prototipos) que reducen de forma importante el tiempo necesario para desarrollar las interfaces.
En segundo lugar, los usuarios de los sistemas informáticos han tenido un papel muy importante en el desarrollo de interfaces eficaces por tres motivos: el primero, porque los usuarios actuales no son ingenieros ni investigadores, a diferencia de los usuarios de los primeros ordenadores. Es por esto que piden sistemas que sean fáciles de aprender y de utilizar. El segundo motivo, la edad, el sexo, el idioma, el nivel cultural, la formación, la experiencia, las habilidades, la motivación y el interés de los usuarios individuales es muy variable. Por esto, las interfaces deben ser más flexibles y capaces de adaptarse mejor a una amplia gama de necesidades y expectativas; y tercero, los usua- rios trabajan en sectores económicos diversos y realizan una variedad de tareas muy amplia. Por ello, los desarrolladores de interfaces deben reevaluar constantemente la calidad de sus interfaces.
En último lugar, la gran competitividad del mercado y las expectativas cada vez mayores en cuanto a la seguridad favorecen el desarrollo de mejores interfaces. Dos grupos de aliados son responsables de estos aspectos: por una parte, los productores de software, que luchan por reducir los costes sin perder las características distintivas de sus productos, que les permiten alcanzar sus objetivos comerciales y, por otra, los usuarios para quienes el software es un medio para ofrecer productos y servi- cios más competitivos a sus clientes. Para ambos grupos, una interfaz eficaz ofrece una serie de ventajas:

viernes, 22 de noviembre de 2013

ASPECTOS ERGONOMICOS DE LA INTERACCION ORDENADOR/HOMBRE

Introducción
El desarrollo de interfaces eficaces para los sistemas informáticos es el objetivo fundamental de las investigaciones sobre las interac- ciones ordenador/hombre.
Una interfaz puede definirse como la suma de los componentes del hardware y del software a través de los cuales se acciona el sistema y se informa a los usuarios de su estado. Los componentes del hardware incluyen los dispositivos de entrada de datos y los dispositivos señaladores (por ejemplo, el teclado o el ratón), los dispositivos de presentación de la información (como pantallas y altavoces), y los manuales del usuario y la documentación. Los componentes del software incluyen los comandos de menú, los iconos, las ventanas, la retroinformación, los sistemas de navegación y los mensajes, etc. Los componentes de hardware y de software de la interfaz pueden estar tan relacionados entre sí que pueden considerarse inseparables (por ejemplo, las teclas de función del teclado). La interfaz incluye todo lo que el usuario percibe, entiende y manipula cuando interactúa con el ordenador (Moran 1981). Es, por lo tanto, un determinante crucial de la relación persona-máquina. La investigación sobre las interfaces tiene como objetivo mejorar la utilidad, accesibilidad, rendimiento, seguridad y usabilidad. Por este motivo, la utilidad se define en relación a la tarea que se desea realizar. Un sistema útil contiene las funciones necesarias para que el usuario realice las tareas que se le han encomendado (escritura, diseño, cálculo o programación). La accesibilidad es una medida de la capacidad de una interfaz para permitir que varias categorías de usuarios, (en especial, los individuos discapacitados y los que trabajan en áreas geográficamente aisladas, que se desplazan continuamente o que tienen las dos manos ocupadas), utilicen el sistema para realizar sus activi- dades. El rendimiento, considerado aquí desde un punto de vista humano más que técnico, es una medida del grado en el que un sistema mejora la eficiencia con la que los usuarios realizan su trabajo. Con ello nos referimos a las macros, las teclas de acceso rápido a los menús y los asistentes de software. La seguridad de un sistema se define por el grado en que una interfaz permite a los usuarios realizar su trabajo sin riesgo de accidentes o pérdidas de personas, de equipos, de datos o medio ambientales. Por último, la usabilidad se define como la facilidad con que puede aprenderse el uso de un sistema y utilizarse. Por exten- sión, este término incluye también a la utilidad y al rendimiento del sistema, antes definidos.

jueves, 21 de noviembre de 2013

La búsqueda del equilibrio

Debido a que no existen trabajos ni lugares de trabajo “perfectos”, libres de todos los estresores psicosociales y ergonó- micos, con frecuencia es preciso llegar a un compromiso cuando se intenta mejorar el lugar de trabajo. Los procesos de rediseño implican generalmente un “compromiso” entre unas condiciones excelentes de trabajo y la necesidad de tener una productividad aceptable. Ello requiere tiempo para pensar cómo conseguir el mejor “equilibrio” entre los beneficios positivos para la salud de los empleados y la productividad. Lamentablemente, puesto que existen tantos factores que pueden producir condiciones psicoso- ciales adversas generadoras de estrés, y puesto que estos factores están interrelacionados, las modificaciones de uno de los factores no necesariamente producen beneficios si no se realizan cambios concomitantes en los demás factores relacionados. En general, deberían considerarse dos aspectos del equilibrio: el equilibrio del sistema en su totalidad y el equilibrio compensatorio.
El equilibrio del sistema se basa en la idea de que el lugar de trabajo, los procesos o el trabajo es más que la suma de los componentes individuales del sistema. La interacción entre los diversos componentes produce resultados que son mayores (o menores) a la suma de las partes individuales y determina el potencial del sistema para producir resultados positivos. Por ello, las mejoras en el trabajo deben tenerlo en cuenta y adaptar el sistema de trabajo en su conjunto. Si una organización se centra exclusivamente en el componente tecnológico del sistema, se producirá un desequilibrio, ya que se habrán descuidado factores personales y psicosociales. El modelo del sistema de trabajo que se muestra en la Figura 52.9 puede utilizarse para identificar y entender las relaciones entre las exigencias del trabajo, los factores de diseño y el estrés, que deben estar equilibradas.
Debido a que pocas veces es posible eliminar todos los factores psicosociales que producen estrés, ya sea por motivos económicos o porque es imposible modificar aspectos inherentes a las tareas del trabajo, se utilizan técnicas de equilibrio compensatorio. El equilibrio compensatorio intenta reducir el estrés psicológico modificando aspectos del trabajo que pueden ser alterados en una dirección positiva para compensar otros aspectos que no pueden ser modificados. Existen cinco elementos del sistema de trabajo: la carga física, los ciclos de trabajo, el contenido del trabajo, el control y las relaciones entre los trabajadores, que actúan en conjunto para proporcionar los recursos necesarios para alcanzar los objetivos individuales y de la organización a través del equilibrio compensatorio. Aunque hemos descrito algunos de los atributos potencialmente nega- tivos de estos elementos en términos de estrés laboral, cada uno de ellos tiene también aspectos positivos que pueden neutra- lizar las influencias negativas. Por ejemplo, la falta de prepara- ción para utilizar la nueva tecnología puede compensarse mediante la formación de los empleados. El bajo contenido del trabajo, que genera repetitividad y monotonía puede ser equili- brado con una estructura jerárquica que promueva la participa- ción del empleado y el control sobre las tareas, y con la ampliación del trabajo que introduzca mayor diversidad de tareas. Las condiciones sociales del trabajo con PVD podrían mejorarse equilibrando las cargas que pueden producir estrés y considerando todos los elementos del trabajo y su potencial para causar o reducir estrés. La propia estructura de la organización podría ser adaptada para proporcionar trabajos enriquecidos que proporcionen apoyo al individuo. El aumento de los niveles de la plantilla, incrementando los niveles de responsabilidad compartida o los recursos financieros destinados al bienestar de los trabajadores son otras posibles soluciones.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Infraestructuras urbanas: prestación de servicios de salud ambiental

Otros problemas de salud pueden deberse a la falta de una atención adecuada a la vivienda, con servicios de salud ambiental como recogida de basuras, abastecimiento de agua, saneamiento y desagüe. Ahora bien, una prestación insuficiente de estos servicios tiene repercusiones más allá del ámbito de la vivienda y puede provocar peligros para la ciudad o el pueblo en su conjunto. Los niveles de prestación de esos servicios siguen siendo críticos en muchos lugares. Por ejemplo, del 30 % al 50 % de los residuos sólidos generados en los centros urbanos quedan sin recoger. En 1985 había 100 millones de personas más sin sumi- nistro de agua que en 1975. Todavía más de 2.000 millones de personas carecen de sistemas de saneamiento para eliminar los residuos humanos (Hardoy, Cairncross y Sattewrthwaite 1990; OMS, Comisión de Salud y Medio Ambiente 1992b). Y en los medios de comunicación suelen aparecer casos de inundaciones y otros accidentes que están relacionados con la insuficiencia de los desagües urbanos.
En la Tabla 53.11 figuran los peligros derivados de una pres- tación deficiente de servicios de salud ambiental. También son habituales los peligros que afectan a determinados tipos de servi- cios, por ejemplo, contaminación del abastecimiento de agua por la falta de saneamiento o la diseminación de los residuos a través del agua no desaguada. Para dar un sólo ejemplo entre muchos de la gravedad de estos problemas de infraestructura podemos decir que cada 20 segundos muere en el mundo un niño de diarrea, que es una de las principales consecuencias de la deficiencia de servicios de salud ambiental.

Los trabajadores en cuyo entorno de trabajo inmediato o general no existen suficientes servicios de este tipo están expuestos a muchos riesgos para su salud. Aún más expuestos se encuentran quienes trabajan en la prestación o mantenimiento de esos servicios, como basureros, barrenderos y traperos.
Hay sin duda soluciones técnicas que pueden mejorar la prestación de los servicios de salud ambiental, entre las que se incluyen los métodos de reciclado de basuras (incluido el apoyo a los traperos), el empleo de diferentes tipos de vehículos de recogida de basuras para acceder a los distintos tipos de vías urbanas (incluidos los asentamientos no estructurados), mecanismos para ahorrar agua, un mayor control de las pérdidas de agua y métodos de saneamiento de bajo coste como las letrinas de pozo ventilado, las fosas sépticas o las alcantarillas de escasa perforación.
No obstante, el éxito de cada solución dependerá de su adecuación a las circunstancias locales y de los recursos y capacidades locales para aplicarla. La voluntad política es funda- mental, pero no suficiente. En muchas ocasiones, los gobiernos han tenido dificultades para prestar servicios urbanos exclusiva- mente por sí mismos. En las experiencias satisfactorias suele producirse una cooperación entre el sector público, el sector privado y/o el sector voluntario. Es importante la plena intervención y apoyo de las comunidades locales. Ello suele obligar al reconocimiento oficial de gran número de asentamientos ilegales y semilegales (especialmente en los países en desarrollo, pero no sólo en ellos), que soportan una parte importante de los problemas de salud ambiental. Los trabajadores que intervienen directamente en servicios como la recogida o reciclado de basuras y el mantenimiento de la red de alcantarillado necesitan un equipo de protección especial, como guantes, monos y máscaras.


Mejora de las características psicosociales del trabajo con PVD (II)

El principal medio para aumentar el contenido del trabajo es incrementar el nivel de cualificación necesario para desarrollar las tareas, lo que significa generalmente ampliar el alcance de las tareas, así como enriquecer los elementos de cada tarea concreta (Herzberg 1974). Al ampliar el número de tareas se aumenta el repertorio de cualificaciones necesarias para realizar la tarea con éxito, así como la cantidad de decisiones que el empleado debe tomar para definir la secuencia de las tareas y actividades. El aumento en el nivel de especialización del contenido del trabajo favorece la imagen que el empleado se crea de su valía personal y de su importancia para la organización. Asimismo, favorece la imagen positiva del individuo en su grupo social de trabajo dentro de la organización.
Aumentar la complejidad de las tareas, es decir, la cantidad de trabajo intelectual y la toma de decisiones que conlleva, es el siguiente paso lógico que se puede conseguir asociando tareas simples en grupos de actividades relacionadas que hay que coordinar, o añadiendo tareas mentales que requieran un conocimiento adicional y especialización informática. Especialmente durante la introducción de la tecnología informática, los requi- sitos de las nuevas tareas generalmente superan los conocimientos y cualificación actuales de los empleados que deben desempeñarlas. Por ello es necesario formar a los empleados en los nuevos aspectos de las tareas a fin de que adquieran la cualificación necesaria para llevarlas a cabo de forma adecuada. Tal formación no sólo mejorará los conocimientos y cualificación del empleado (con el correspondiente aumento de su rendimiento), sino que éste ganará también en autoestima y confianza en sí mismo. Al proporcionarle formación también se le indicará que la empresa desea invertir en el desarrollo de su preparación y, por lo tanto, le aportará confianza sobre la estabilidad y futuro de su empleo.
El control que el empleado puede tener sobre su trabajo tiene una influencia psicosocial muy importante (Karasek y cols. 1981; Sauter, Cooper y Hurrell 1989). Es posible definir aspectos importantes del control respondiendo a las preguntas “quién, cómo y cuándo”. La naturaleza de las tareas que deben llevarse a cabo, la necesidad de coordinación entre los empleados, los métodos que hay que utilizar para realizar las tareas y la programación de éstas pueden definirse respondiendo a estas preguntas. El control del trabajo puede diseñarse a nivel de las tareas, de la unidad de trabajo y de la organización (Sain- fort 1991; Gardell 1971). A nivel de la tarea, el empleado puede tener suficiente autonomía en cuanto a los métodos y procedi- mientos utilizados para realizarla. A nivel de la unidad de trabajo, los grupos de empleados pueden gestionar por sí mismos varias tareas interrelacionadas y el propio grupo puede decidir quién realizará determinadas tareas, el orden de las mismas, su coordinación y las normas de producción necesarias para cumplir con los objetivos de la organización. A nivel de la organización, los empleados pueden participar en actividades estructuradas que aportan información a los directivos sobre la opinión de los empleados o las sugerencias para mejorar la calidad. Cuando los niveles de control disponibles son limitados, es preferible introducir la autonomía a nivel de la tarea y crear después la estructura organizacional, tanto como sea posible (Gardell 1971).
Una de las consecuencias naturales de la automatización informática parece ser el aumento de la carga de trabajo, ya que el objetivo de la automatización es aumentar la cantidad y la calidad del trabajo producido. Muchas organizaciones consideran que tal aumento es necesario para costear la inversión en automatización. Ahora bien, no es fácil establecer la carga de trabajo adecuada. Los ingenieros industriales han desarrollado métodos científicos para determinar los sistemas y cargas de trabajo adecuados (los requisitos de realización de un trabajo). Tales métodos se han utilizado con éxito en las industrias manu- factureras durante décadas, pero han tenido poca aplicación al trabajo de oficina, ni siquiera después de la informatización que han experimentado. El uso de métodos científicos, como los descritos por Kanawaty (1979) y Salvendy (1992), para esta- blecer la carga de trabajo de los operadores de PVD debería ser una de las primeras prioridades en todas las organizaciones, ya que estos métodos establecen normas o requisitos de producción adecuados, contribuyen a proteger a los empleados de una carga de trabajo excesiva y ayudan a garantizar la calidad de los productos.
Las exigencias asociadas con niveles altos de concentración requeridos por las tareas informatizadas pueden reducir la cantidad de interacción social durante el trabajo, produciendo el aislamiento social de los empleados. Para compensar este efecto, deberían brindarse oportunidades de relacionarse a los empleados no ocupados en tareas informatizadas y a los que están en las pausas de descanso. Las tareas no informatizadas, que no requieran una concentración excesiva, podrían organizarse de forma que los empleados puedan trabajar próximos entre sí y tener así la oportunidad de hablar entre ellos. Tales relaciones proporcionan apoyo social, que es un factor modificador esencial en la reducción de los efectos adversos sobre la salud mental y los trastornos físicos, como las enfermedades cardiovasculares (House 1981). Las relaciones sociales natural- mente también reducen el aislamiento y promueven una mayor salud mental.
Debido a que las condiciones poco ergonómicas también pueden producir problemas psicosociales para los usuarios de PVD, el establecimiento de las condiciones ergonómicas adecuadas es un elemento esencial del diseño integral del trabajo. De este tema se trata con más detalle en otras secciones de este capítulo y en otros capítulos de la Enciclopedia.

martes, 19 de noviembre de 2013

Vivienda (II)

Los problemas de vivienda pueden tener también un efecto directo sobre la salud en el trabajo de quienes trabajan en entornos residenciales. Entre esas personas cabe citar las que se dedican al servicio doméstico y un número cada vez mayor de pequeños productores de diversos tipos de industrias rurales. Dichos productores pueden verse afectados también por procesos de producción contaminantes. En algunos estudios sobre este tipo de industrias se han detectado residuos peligrosos, con consecuencias como enfermedades cardiovasculares, cáncer de piel, trastornos neurológicos, cáncer de bronquios, fotofobia y metahemoglobinemia infantil (Hamza 1991).
Para prevenir los problemas relacionados con la vivienda pueden adoptarse medidas en distintas fases del proceso:
1. ubicación (por ejemplo, lugares seguros y libres de vectores);
2. diseño de la casa (por ejemplo, espacios suficientemente amplios y protección climática, utilización de materiales de construcción no perecederos, protección suficiente para el equipamiento);
3. construcción (prevención de los defectos constructivos),
4. mantenimiento (por ejemplo, control adecuado del equipa- miento y detección adecuada).
La inserción de actividades industriales en el entorno residencial puede exigir medidas especiales de protección, dependiendo del proceso productivo de que se trate.
Las soluciones concretas pueden variar mucho de un lugar a otro, en función de las circunstancias sociales, económicas,

técnicas y culturales. Son muchas las ciudades y los pueblos que cuentan con una legislación local en materia de urbanismo y construcción que incluye medidas para prevenir los peligros para la salud. Sin embargo, la legislación no suele aplicarse por ignorancia, falta de control legal o, en la mayoría de los casos, por falta de recursos financieros para construir viviendas adecuadas. Por consiguiente, es importante no sólo elaborar códigos adecuados (y actualizarlos), sino también crear las condiciones necesarias para su aplicación.

Mejora de las características psicosociales del trabajo con PVD (I)

El primer paso para reducir el estrés del trabajo con las PVD es identificar las características de la organización y del diseño del trabajo que pueden causar problemas psicosociales, a fin de poder modificarlas, sin perder de vista que los problemas de las PVD que pueden producir estrés laboral generalmente no son el resultado de aspectos aislados de la organización o del diseño del trabajo, sino más bien una combinación de varios aspectos de un diseño inadecuado del trabajo. Por lo tanto, las soluciones para reducir o eliminar el estrés laboral deben ser globales y consi- derar simultáneamente los numerosos factores de un diseño inadecuado del trabajo. Las soluciones que se centran única- mente en uno o dos factores no suelen tener éxito (véase la Figura 52.10.)
Las mejoras en el diseño del trabajo deberían comenzar por la organización del trabajo, brindando a los trabajadores un ambiente de apoyo. Así se aumenta la motivación por el trabajo y la sensación de seguridad del trabajador, al mismo tiempo que se reduce el sentimiento de estrés (House 1981). Una política que defina la importancia de los empleados dentro de la organización y señale explícitamente la forma en la que la organiza- ción proporcionará un ambiente de apoyo es un buen comienzo. Una forma muy efectiva de proporcionar apoyo a los empleados es proveerse de supervisores y directivos con una formación específica sobre los métodos de brindar apoyo. Los supervisores que respaldan a sus empleados pueden actuar como “amortigua- dores” previniendo un estrés organizativo o tecnológico innecesario.
El contenido de las tareas se ha reconocido desde hace mucho tiempo como un elemento importante para la motivación y la productividad de los empleados (Herzberg 1974; Hackman y Oldham 1976). Más recientemente, se ha esclarecido la relación entre el contenido del trabajo y las reacciones de estrés (Cooper
y Marshall 1976; Smith 1987). Hay tres aspectos principales del contenido del trabajo que son específicamente importantes para el trabajo con PVD; estos son: la complejidad de la tarea, la cualificación del empleado y las oportunidades de desarrollo profesional. En cierto sentido, todos estos aspectos están relacio- nados con el fomento del clima motivacional que genere en el empleado satisfacción con el trabajo y desarrollo psicológico,
(el cual se refiere al perfeccionamiento de las habilidades y capacidades intelectuales de los empleados), favorezca el aumento de la autoestima o imagen de sí mismo y aumente el reconoci- miento social de los logros individuales.

lunes, 18 de noviembre de 2013

El individuo

Existen varios factores personales, como la personalidad, el estado de salud física, las habilidades y capacidades, el acondicionamiento físico, la experiencia y el aprendizaje previo, los motivos, objetivos y necesidades que determinan los efectos físicos y psicológicos antes descritos (Levi 1972).

domingo, 17 de noviembre de 2013

Factores relacionados con la organización

El contexto organizativo del trabajo puede influir sobre el estrés y la salud del trabajador. Cuando la tecnología requiere nuevas cualificaciones, la forma en que se presentan las nuevas tecnologías a los trabajadores y el apoyo que reciben de la organización, como la formación adecuada y el tiempo necesario para adaptarse, se ha relacionado con los niveles de estrés y las altera- ciones emocionales experimentadas (Smith, Carayon y Miezio
1987). La oportunidad para desarrollarse y promocionar en un trabajo (carrera profesional) también está relacionado con el estrés (Smith y cols. 1981). La incertidumbre con relación al futuro laboral es una fuente importante de estrés entre los usuarios de ordenadores (Sauter y cols. 1983b; Carayon 1993a) y la posibilidad de perder el empleo también genera estrés (Smith y cols. 1981; Kasl 1978).
Se ha indicado que la programación del trabajo, como los turnos de trabajo y las horas extra, repercuten negativamente sobre la salud física y mental (Monk y Tepas 1985; Breslow y Buell 1960). Las empresas que desean mantener los equipos en funcionamiento continuo, utilizan cada vez más el trabajo a turnos. Con frecuencia es necesario que los empleados hagan horas extra para poder cumplir con la carga de trabajo, especial- mente cuando se producen retrasos debido a la caída o al mal funcionamiento del sistema.
Los ordenadores proporcionan a los directivos la capacidad de controlar electrónicamente el rendimiento de los trabajadores continuamente; esto puede crear condiciones de trabajo estre- santes, por ejemplo, al aumentar la presión en el trabajo (véase el cuadro “Control electrónico”). Las relaciones personales negativas entre el empleado y el supervisor y la sensación de falta de control pueden aumentar en los lugares de trabajo supervisados electrónicamente.
La introducción de la tecnología de las PVD ha afectado a las relaciones sociales en el trabajo. El aislamiento social se ha iden- tificado como una fuente importante de estrés para los usuarios de ordenadores (Lindström 1991; Yang y Carayon 1993), ya que el aumento del tiempo que el trabajador dedica al ordenador reduce el tiempo disponible para relacionarse con otros trabaja- dores y recibir o dar apoyo social. La necesidad del apoyo de los supervisores y compañeros está bien documentada (House 1981), y se ha comprobado que puede reducir el impacto de otros factores de estrés sobre el estrés del trabajador. El apoyo de los compañeros, el supervisor o el personal técnico es importante para el trabajador que tiene problemas con su equipo; ahora bien, el ambiente de trabajo informático puede, irónicamente, reducir el nivel de tal apoyo social.

Vivienda (I)

A escala mundial, las condiciones de vivienda distan mucho de ser suficientes. Por ejemplo, a mediados del decenio de 1980, del 40 % al 50 % de la población de muchas ciudades de los países en desarrollo vivía en alojamientos por debajo del mínimo exigible (OMS, Comisión de Salud y Medio Ambiente 1992b). Desde entonces, esas cifras se han incrementado. Aunque en los países industrializados la situación es menos crítica, son frecuentes problemas como el deterioro de las viviendas, el hacinamiento e incluso la falta de vivienda.
En la Tabla 53.10 se presentan los principales aspectos del entorno de la vivienda que influyen en la salud, y los peligros a ellos asociados. Es probable que la salud de un trabajador se vea afectada si su lugar de residencia es deficiente en uno o varios de esos aspectos. En los países en desarrollo, por ejemplo, alrededor de 600 millones de habitantes viven en casas y barrios que comportan amenazas para su salud y su vida (Hardoy, Cairncross y Satterthwaite 1990; OMS 1992b).

sábado, 16 de noviembre de 2013

Control electrónico del rendimiento de los empleados

El uso de métodos electrónicos para registrar el rendimiento del trabajo

En una empresa, por ejemplo, se introdujo un dispositivo de control

de los empleados ha aumentado notablemente con la generalización del uso de los ordenadores personales, que convierten tal registro en un proceso sencillo y rápido. Las empresas pueden utilizar esa información para gestionar mejor los recursos tecnológicos y humanos. El control electrónico permite detectar cuellos de botella, retrasos en la producción
y un rendimiento de los empleados inferior a la media (o al estándar) en tiempo real. Las nuevas tecnologías de comunicación electrónica tienen la capacidad de realizar un seguimiento del rendimiento de elementos individuales del sistema de comunicación y de señalar las aportaciones de trabajadores concretos. A través de la vigilancia electrónica es posible examinar elementos de trabajo, tales como la entrada de datos en los terminales del ordenador, las conversaciones telefónicas y los mensajes de correo electrónico.
El control electrónico aumenta el control directivo sobre los trabajadores y puede dar lugar a la adopción de estrategias directivas de organización que produzcan estrés. Esto genera interrogantes importantes acerca de la precisión del sistema de control y se refleja bien la contribución del trabajador al éxito de la empresa, la invasión de la privacidad del trabajador, trabajador frente a la tecnología en el control de las tareas y las repercusiones de los estilos de dirección que utilizan la información electrónica para dirigir la conducta de los trabajadores
(Smith y Amick 1989; Amick y Smith 1992; Carayon 1993b). Es posible que el control aumente la producción, pero también puede producir estrés laboral, absentismo, rotación del personal y sabotaje. Cuando al control electrónico se añade el uso de incentivos para aumentar la producción, también puede aumentar el estrés relacionado con el trabajo (OTA 1987; Smith y cols. 1992a). Además, este tipo de control electrónico del rendimiento crea problemas relacionados con la privacidad de los trabajadores (OIT 1991): en muchos países se ha prohibido su utilización.
Un requisito básico del control electrónico es que las tareas puedan dividirse en actividades fácilmente medibles y cuantificables, lo que suele implicar una concepción del trabajo que reduce el contenido de las tareas, ya que elimina la complejidad y la necesidad de pensar, que se ven sustituidas por acciones repetitivas. La filosofía subyacente es similar al principio básico de “Organización científica” (Taylor 1911), que recomienda la “simplificación” del trabajo.

telefónico en el nuevo sistema telefónico para los operadores de servicio al cliente. Tal sistema distribuía las llamadas telefónicas entrantes de los clientes, calculaba el tiempo de cada llamada y permitía al supervisor escuchar las conversaciones telefónicas del empleado. Fue instituido como una herramienta de ordenación del flujo de trabajo para deter- minar los períodos de máxima entrada de llamadas, con el fin de saber cuando era necesario un operador extra. En lugar de utilizar el sistema de control sólo con este fin, la dirección de la empresa utilizó también los datos para establecer patrones de rendimiento del trabajo (segundos por transacción) y para iniciar acciones disciplinarias contra los empleados con un “rendimiento inferior a la media”. Este sistema de control electrónico presionaba a trabajar con un rendimiento superior a la media por temor a represalias. Los estudios han mostrado que tales presiones de trabajo no contribuyen a un buen rendimiento, sino que producen consecuencias adversas sobre la salud (Cooper y Marshall
1976; Smith 1987). De hecho, en este caso se demostró que el sistema de control aumentó el estrés de los empleados y disminuyó la calidad de la producción (Smith y cols. 1992a).
El control electrónico puede influir en la imagen que los empleados tienen de sí mismos y en los sentimientos sobre su valía personal. En algunos casos, el control puede aumentar la autoestima si el traba- jador recibe información sobre los resultados positivos de su actuación. El hecho de que la dirección se interese por el trabajador como un recurso valioso es otro resultado positivo. Con todo, los trabajadores perciben estos efectos de distinta forma, en especial si el bajo rendi- miento conlleva sanciones o reprimendas. El temor a una evaluación negativa produce ansiedad y daña la autoestima y la imagen que los trabajadores tienen de sí mismos. El control electrónico puede originar condiciones adversas de trabajo, como el trabajo con un ritmo impuesto, falta de participación de los trabajadores, reducción de la variedad y definición de las tareas, disminución del apoyo social entre compañeros y por parte de los supervisores, temor a perder el empleo, monotonía de las actividades y falta de control sobre las tareas (Amick y Smith 1992; Carayon 1993).

LA URBANIZACION

La urbanización es una de las principales características del mundo contemporáneo. A comienzos del siglo XIX, alrededor de 50 millones de personas vivían en zonas urbanas. En 1975 eran 1.600 millones y en el año 2000 serán 3.100 millones (Harpham, Lusty y Vaugham 1988). Estas cifras superan en mucho el crecimiento de la población rural.

Ahora bien, el proceso de urbanización tiene en muchas ocasiones repercusiones peligrosas para la salud de quienes trabajan y viven en ciudades y pueblos. En mayor o menor medida, la construcción de viviendas suficientes, la dotación en infraestructuras urbanas y el control del tráfico no han avanzado al mismo ritmo que el crecimiento de la población. Y ello ha generado una enorme cantidad de problemas para la salud.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Tecnología

El tipo de tecnología utilizada por el trabajador define con frecuencia su cualificación para realizar las tareas y el grado de carga fisiológica y psicológica. Si la tecnología produce una carga de trabajo excesiva o insuficiente, puede producir más estrés y efectos adversos para la salud física (Smith y cols. 1981; Johansson y Aronsson 1984; Ostberg y Nilsson 1985). La tecno- logía cambia rápidamente, obligando a los trabajadores a adaptar continuamente sus conocimientos y cualificación para mante- nerse al día. Además, la especialización actual puede quedarse obsoleta rápidamente. Tal “obsolescencia” tecnológica puede deberse a la descualificación del trabajo y al empobrecimiento de su contenido, así como a una formación y especialización inade- cuadas. Los trabajadores que no cuentan con el tiempo o los recursos necesarios para mantenerse al día en la tecnología pueden sentirse amenazados por ésta y sentir temor ante la posi- bilidad de perder su empleo. Así, los temores de los trabajadores de que su cualificación sea inadecuada para utilizar las nuevas tecnologías son una de las principales influencias adversas de la tecnología, que puede compensarse, evidentemente, con la formación adecuada. Otro efecto de la introducción de la tecno- logía es el temor a perder el empleo debido a la mayor eficiencia de aquella (Ostberg y Nilsson 1985; Smith, Carayon y Miezio 1987).
Las sesiones intensas, repetitivas y prolongadas con las PVD también pueden contribuir a aumentar la tensión y el estrés ergonómicos (Stammerjohn, Smith y Cohen 1981; Sauter y cols.
1983b; Smith y cols. 1992b) y pueden causar molestias o tras- tornos visuales y musculosqueléticos, como se describe en otras secciones de este capítulo.

Principales efectos de las tecnologías de generación de electricidad sobre la salud (grupo nuclear).(II)

Está claro que los efectos sobre la salud de las distintas fuentes de energía dependen de la cantidad y el tipo de uso de la energía. Esos factores varían considerablemente según las zonas geográficas. La leña es el cuarto combustible en importancia en el suministro mundial de energía, después del petróleo, el carbón y el gas natural. Cerca de la mitad de la población mundial, especialmente la que vive en zonas rurales y urbanas de los países en desarrollo, depende de la leña para cocinar y calen- tarse (ya sea de la leña misma o de su derivado, el carbón de leña, o, cuando no hay ni una cosa ni otra, de los residuos agrí- colas o el estiércol). La leña representa más de la mitad del consumo mundial de madera, porcentaje que se eleva al 86 % en los países en desarrollo y al 91 % en Africa.
Al considerar las formas de energía nuevas y renovables, como la energía solar, la energía eólica y los combustibles de alcohol, la idea de un “ciclo de combustible” debe abarcar sectores como el de la energía fotovoltaica solar, en que el



funcionamiento del mecanismo prácticamente no comporta riesgo alguno, si bien puede haber un riesgo considerable
—muchas veces ignorado— en su fabricación.
Se ha intentado resolver esta dificultad ampliando el concepto de ciclo de combustible para incluir todas las fases de desarrollo de un sistema de energía —con inclusión por ejemplo, del hormigón que interviene en la planta que fabrica el vidrio para el colector solar. Con respecto a esta cuestión de la integridad, se ha señalando que el análisis “hacia atrás” de las etapas de fabri- cación equivale a una serie de ecuaciones simultáneas cuya solu- ción —si es lineal— se puede expresar como una matriz de valores. Es un enfoque habitual entre los economistas, que lo formulan como análisis de insumo-producto, y ya se han obte- nido las cifras correspondientes, que indican hasta qué punto cada actividad económica depende de las demás —aunque con respecto a categorías agregadas que posiblemente no se corres- ponden de manera exacta con las etapas de fabricación que sería deseable examinar para medir el daño a la salud.
No hay ningún método de análisis comparado del riesgo en la industria de la energía que sea plenamente satisfactorio por sí solo. Cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y ofrece un tipo de información diferente. Dado el nivel de incerti- dumbre existente en los análisis del riesgo para la salud, es nece- sario examinar los resultados obtenidos por todos los métodos para trazar un panorama lo más detallado posible y comprender mejor la magnitud de las incertidumbres conexas

jueves, 14 de noviembre de 2013

Tarea

Con la introducción de la tecnología informática, aumentan las expectativas de rendimiento, lo cual crea una presión adicional sobre los trabajadores, ya que se espera que su rendimiento sea siempre el más alto. Una carga de trabajo excesiva y la presión en el trabajo son estresores significativos para los usuarios de ordena- dores (Smith y cols. 1981; Piotrkowski, Cohen y Coray 1992; Sainfort 1990). Están apareciendo nuevos tipos de exigencias de trabajo al aumentar el uso de los ordenadores. Las exigencias cognitivas, por ejemplo, pueden convertirse en fuentes de un mayor estrés para los usuarios de las PVD (Frese 1987). Todos estos son aspectos de las exigencias del trabajo.
También existen aspectos positivos, ya que los ordenadores son capaces de realizar muchas de las tareas sencillas y repeti- tivas que antes se realizaban manualmente, con lo cual se reduce la repetitividad del trabajo, se enriquece su contenido y se amplía su significado. Ahora bien, esto no puede generalizarse, ya que muchos de los nuevos trabajos con ordenador, como la entrada de datos, siguen siendo repetitivos y aburridos. Los ordenadores también proporcionan retroalimentación sobre el rendimiento, lo que no es posible con otras tecnologías (Kalimo y Leppanen 1985), lo cual permite reducir la ambigüedad.
Algunos aspectos del trabajo informatizado han sido relacio- nados con un menor control, el cual se ha identificado como una fuente importante de estrés para los usuarios de ordenadores en oficinas. La incertidumbre relacionada con la duración de los problemas en los ordenadores, como las caídas y el tiempo de inactividad del sistema, pueden ser una fuente de estrés (Johansson y Aronsson 1984; Carayon-Sainfort 1992). Los problemas en los ordenadores pueden ser especialmente estre- santes si los trabajadores dependen de forma importante de la tecnología para realizar su trabajo, como es el caso de los empleados encargados de la reserva de billetes en las compañías aéreas.

Riesgo a largo plazo para la salud pública.

Hay grandes incertidum- bres en lo que se refiere a los riesgos a largo plazo para la salud pública asociados a todas las fuentes de energía. Son más o menos iguales en el caso de la energía nuclear y el gas natural, y al menos 10 veces inferiores a los asociados al carbón y el petróleo. Se espera que futuras innovaciones consigan reducir de forma significativa los riesgos derivados de las energías renovables.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Medio ambiente

Los factores del ambiente físico se consideran estresores, en la oficina y en cualquier otro lugar. La calidad del aire general y su limpieza contribuyen, por ejemplo, al síndrome del edificio enfermo y a otras respuestas de estrés (Stellman y cols. 1985; Hedge, Erickson y Rubin 1992.) El ruido es un estresor bien conocido que puede causar el aumento del “arousal”, de la presión sanguínea y un estado psicológico negativo (Cohen y Weinstein 1981). Otros ejemplos podrían ser aquellas condiciones ambientales que producen alteraciones sensoriales y dificultan el desempeño de las tareas, aumentando el estrés y la irritabilidad emocional de los trabajadores (Smith y cols. 1981; Sauter y cols.
1983b).

Riesgo agudo para la salud pública

Estos riesgos, resultantes sobre todo de accidentes de transporte, dependen en gran medida de la distancia recorrida y la modalidad de transporte. El riesgo de la energía nuclear es entre 10 y 100 veces inferior al de todas las demás opciones, debido principalmente a que la cantidad de materiales que se transportan es relativamente baja. El ciclo del carbón presenta el mayor riesgo agudo para la salud pública, pues, utilizando el mismo razonamiento, es necesario transportar gran cantidad de material.

martes, 12 de noviembre de 2013

Conceptualización del diseño del trabajo informatizado

Muchas condiciones de trabajo afectan conjuntamente al usuario de PVD. Los autores proponen un modelo de diseño integral del trabajo que ilustra los distintos aspectos de las condiciones de trabajo que pueden interactuar y acumularse para producir estrés(Smith y Carayon-Sainfort 1989). En la Figura 52.9 se muestra este modelo conceptual para los distintos elementos de un sistema de trabajo que pueden ejercer cargas sobre los trabajadores y producir estrés. En el centro de este modelo está el individuo, con sus características físicas, percepción, personalidad y comporta- miento distintivos. El individuo utiliza la tecnología para realizar tareas específicas de su trabajo. La naturaleza de la tecnología determina, en gran medida, el rendimiento y las habilidades y conocimientos necesarios para que el trabajador pueda utilizarla de forma eficaz. Los requisitos de la tarea también influyen sobre los niveles de conocimientos y cualificación necesarios. Tanto las tareas como las tecnologías afectan el contenido del trabajo y las exigencias mentales y físicas. El modelo también muestra que las tareas y las tecnologías están dentro de un contexto de trabajo que incluye el ambiente físico y social. El propio ambiente global también puede afectar a la comodidad, los estados psicológicos y las actitudes. Por último, la estructura organizativa define la natu- raleza y el nivel de participación individual, las relaciones entre los trabajadores y los niveles control. La naturaleza de la organi- zación afecta a la supervisión y a las normas de rendimiento.
Este modelo ayuda a explicar las relaciones entre los requisitos del trabajo, las cargas físicas y psicológicas y las tensiones resultantes. Representa un concepto de sistema en el que cual- quiera de los elementos puede influir sobre todos los demás, y en el que todos los elementos interactúan para determinar la forma en que se lleva a cabo el trabajo y la eficiencia de éste para satisfacer las necesidades y objetivos individuales y de la empresa. La aplicación de este modelo al lugar de trabajo con PVD se describe a continuación.


Riesgo agudo para la salud en el trabajo

. En el ciclo del carbón, el riesgo para la salud en el trabajo es claramente superior al asociado al petróleo y al gas; equivale más o menos al impu- table a los sistemas de energía renovables cuando se incluye la construcción en la evaluación, y es entre 8 y 10 veces mayor que los riesgos inherentes a la energía nuclear. Los futuros avances tecnológicos en las fuentes de energía renovables solar
y eólica pueden traducirse en una reducción significativa del riesgo agudo asociado a esos sistemas. La generación de energía hidroeléctrica entraña un riesgo agudo más o menos equivalente para la salud en el trabajo.
Riesgo a largo plazo para la salud en el trabajo. El riesgo de muerte a largo plazo se registra principalmente en la minería del carbón
y el uranio, con una magnitud similar en una y otra. Con todo, la minería subterránea del carbón parece más peligrosa que la minería subterránea del uranio (calculando el riesgo sobre la base de una unidad normalizada de electricidad generada). En la minería del carbón en superficie, en cambio, el número total de fallecimientos a largo plazo es inferior al correspondiente a la energía nuclear.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Problemas psicosociales específicos de las PVD

Las investigaciones realizadas (por ejemplo, Bradley 1983 y 1989; Bikson 1987; Westlander 1989; Westlander y Aberg 1992; Johansson y Aronsson 1984; Stellman y cols. 1987b; Smith y cols.
1981 y 1992a) han documentado cómo la introducción de los ordenadores en el lugar de trabajo han producido cambios importantes en el proceso del trabajo, las relaciones sociales, el estilo de gestión y en la naturaleza y contenido de las tareas. En el decenio de 1980, la ejecución del cambio tecnológico en la infor- matización era por lo general un proceso “de arriba a abajo”, en el que los trabajadores no tenían derecho a participar en las deci- siones relacionadas con la nueva tecnología o las nuevas estructuras de trabajo. Como resultado, surgieron gran cantidad de problemas físicos, de salud mental y de relaciones en las empresas.
Existe cierta controversia entre los expertos sobre los logros de los cambios que se están produciendo en las oficinas. Mientras que algunos opinan que la tecnología informática aumenta la calidad del trabajo y la productividad (Strassmann 1985), otros comparan los ordenadores con formas anteriores de tecnología, como las líneas de montaje de producción, y consideran que empeoran las condiciones de trabajo y aumentan el estrés laboral (Moshowitz 1986; Zuboff 1988). Nosotros consideramos que la tecnología de las pantallas de visualización de datos (PVD) afecta realmente al trabajo de distintas formas, pero que la tecnología es sólo un elemento de un sistema de trabajo mucho más amplio, que incluye factores relacionados con el individuo, las tareas, el entorno y la organización.

Riesgo de muerte para una persona, debido a la utilización de leña como combustible doméstico durante 40 años.


domingo, 10 de noviembre de 2013

ASPECTOS PSICOSOCIALES DEL • TRABAJO CON PVD

Los ordenadores proporcionan eficiencia, ventajas competitivas y la capacidad de desarrollar procesos que no serían posibles de otra forma. Algunas áreas, como el control de procesos de fabricación, la gestión de inventarios, la gestión de registros, el control de sistemas complejos o la automatización de las oficinas se han beneficiado del uso de la informática. La informatización requiere una infraestructura considerable para que funcione adecuadamente. Además de los cambios arquitectónicos y eléctricos necesarios para el uso de las máquinas, la introducción de los equipos informáticos requiere cambios en conocimiento y preparación de los empleados y la aplicación de nuevos métodos de gestión del trabajo. Las demandas de los trabajos que utilizan equipos informáticos pueden ser muy distintas de las de trabajos tradicionales. Con frecuencia, los trabajos informatizados son más sedentarios y pueden requerir más actividad mental y atención en las tareas y, al mismo tiempo, un menor consumo físico de energía. Las demandas de producción pueden ser elevadas, con una presión de trabajo constante y pocas posibilidades para la toma de decisiones.
Las ventajas económicas del uso de ordenadores en el trabajo han restado importancia a los posibles problemas sociales, de salud y seguridad para los trabajadores, como la pérdida de trabajo, los trastornos por traumas acumulativos y el mayor estrés mental. En muchos lugares de trabajo, la transición de formas tradicionales de trabajo a la informatización ha sido difícil y ha producido problemas psicosociales y sociotécnicos importantes para los trabajadores.

Efectos sobre la salud por unidad de cantidad de energía.


sábado, 9 de noviembre de 2013

Estudios de casos: las PVD y los problemas de piel

Suecia: 450 pacientes fueron identificados y examinados por problemas de piel que atribuían al trabajo con PVD. Sólo se detec- taron dermatosis faciales comunes y ninguno de los pacientes presentó dermatosis específicas que pudieran estar relacionadas con el uso de las PVD. A pesar de que muchos pacientes consideraban que sus síntomas eran importantes, las lesiones visibles de la piel eran, en realidad, leves de acuerdo con las definiciones médicas habituales, y la mayoría de los pacientes observaron una mejoría sin necesidad de tratamiento farmacológico a pesar de que continuaron utilizando PVD. Muchos de estos pacientes padecían alergias de contacto identificables, lo que explicaba sus síntomas de piel. Los estudios epidemiológicos en los que se comparó a pacientes que trabajaban con PVD con una población control no expuesta con un estado de piel similar no mostró ninguna relación entre el estado de la piel y el uso de las PVD. Por último, en un estudio de provocacióntampoco se demostró ninguna relación entre los síntomas de los pacientes y los campos electrostáticos o magnéticos producidos por las PVD (Wahlberg y Lidén 1988; Berg 1988; Lidén 1990; Berg,

Hedblad y Erhardt 1990; Swanbeck y Bleeker 1989). En cambio, a
diferencia de los resultados obtenidos en los escasos estudios epide- miológicos iniciales (Murray y cols. 1981; Frank 1983; Lidén y Wahl- berg 1985), en un estudio epidemiológico a gran escala (Berg, Lidén
y Axelson 1990; Berg 1989) de 3.745 trabajadores administrativos seleccionados aleatoriamente, de los cuales 809 se sometieron a un examen médico, se mostró que, a pesar de que los empleados expuestos a las PVD presentaban significativamente más problemas de piel que la población control no expuesta, la exploración médica no reveló síntomas de piel más visibles o más enfermedades de la piel.

Gales [RU]: en un estudio mediante cuestionario no se hallaron dife- rencias entre los problemas de piel manifestados por trabajadores que utilizaban PVD y una población control (Carmichael y Roberts 1992).

Singapur: una población control de profesores presentó significati- vamente más problemas de piel que los usuarios de PVD (Koh y cols. 1991).

Principales efectos de las tecnologías de generación de electricidad sobre la salud (grupo nuclear).


viernes, 8 de noviembre de 2013

PROBLEMAS DE LA PIEL

Los primeros informes de problemas de la piel entre las personas que trabajaban cerca de una PVD proceden de Noruega, en 1981. En el Reino Unido, Estados Unidos y Japón también se han descrito algunos casos. En Suecia, sin embargo, se han publicado numerosos casos, y los debates sobre los efectos del uso de las PVD sobre la salud se intensificaron cuando el Consejo Nacional de Aseguradoras sueco reconoció en 1985 un caso de enfermedad dérmica en un operador de PVD como una enfermedad profesional. La aceptación de la indemnización en este caso coincidió con un aumento notable del número de casos de enfermedades dérmicas que se sospechaba que estuvieran relacionados con el uso de las PVD. En el departamento de dermatología laboral del Hospital Karolinska de Estocolmo, el número de casos aumentó de siete entre 1979 y 1985 a 100, entre noviembre de 1985 y mayo de 1986.
A pesar del número relativamente grande de personas que acudieron en busca de un tratamiento médico, por lo que ellos creían que eran problemas de piel relacionados con el uso de las PVD, no existen pruebas concluyentes de que las PVD, por sí mismas, causen enfermedades dérmicas de origen profesional. La frecuencia de enfermedades dérmicas en personas expuestas a las PVD parece tratarse de una coincidencia o podría estar relacionada con otros factores del lugar de trabajo. La observa- ción de que el aumento en la incidencia de quejas por problemas de piel entre los operadores de PVD suecos no se haya obser- vado en otros países en los que el debate en los medios de comunicación no ha sido tan intenso, corrobora esta conclusión. Además, los datos científicos obtenidos en estudios de provocación, en los que se ha expuesto intencionalmente a pacientes a campos electromagnéticos relacionados con las PVD para deter- minar si podía inducirse un efecto en la piel, no muestran datos significativos que permitan demostrar un posible mecanismo para el desarrollo de estos problemas que pudiera estar relacionado con los campos derivados de las PVD.
Con todo, es posible que el estrés relacionado con el trabajo sea un factor importante para explicar las molestias dérmicas asociadas con el uso de las PVD. Por ejemplo, en estudios de seguimiento de subgrupo de empleados de oficina expuestos a las PVC que estaban siendo estudiados por problemas de piel, se comprobó que el número de empleados del grupo con síntomas dérmicos que experimentaban estrés laboral era significativa- mente mayor que en el grupo sin síntomas de piel. Se observó una correlación entre los niveles de las hormonas sensibles al estrés, (testosterona, prolactina y tiroxina) y los síntomas de piel durante los días que trabajaban, pero no en sus días libres. Así, una posible explicación de las molestias faciales asociadas con el uso de PVD podría ser por los efectos de la tiroxina, que produce una dilatación de los vasos sanguíneos (Berg y cols. 1992).


El grupo nuclear

El grupo nuclear comprende las tecnologías de la fisión nuclear, que se caracterizan por una densidad de energía sumamente alta en el combustible transformado y, por tanto, por la necesidad de una cantidad pequeña de combustible y la genera- ción de pocos residuos que transformar. Ahora bien, su concentración en la corteza terrestre es baja, por lo que su extracción y obtención requieren un considerable esfuerzo. Los riesgos para la salud en el trabajo son relativamente altos consisten sobre todo en accidentes en la minería y en el proceso de transformación. Los riesgos para la salud pública son reducidos y radican sobre todo en las operaciones rutina- rias de los reactores. Se ha de prestar especial atención a los temores de la población por los riesgos de exposición a la radiación —temores que son relativamente grandes por unidad de riesgo para la salud.
En las Tablas 53.7, 53.8 y 53.9 se indican los principales efectos sobre la salud de las tecnologías de generación de energía eléctrica.
Los estudios sobre las consecuencias para la salud de la combustión de leña en Estados Unidos, al igual que los análisis de otras fuentes de energía, se han basado en los efectos del calentar un millón de viviendas/año. Esa unidad era 6  107 GJ de calor u 8,8  107 GJ de insumo de madera con una eficiencia del 69 %. Los efectos sobre la salud se estimaron en las fases de obtención, transporte y combustión. Las alternativas del petróleo y el carbón se dedujeron de trabajos anteriores (véase la Figura 53.10). Las incertidumbres de la obtención son  un factor de –2, las de los incendios domésticos  un factor de –3, y las de la contaminación del aire  un factor superior a 10. Si los peligros de la energía eléctrica nuclear se calcularan a la misma escala, el riesgo total sería de aproximadamente la mitad que el de la minería del carbón.
Un método que ayuda a comprender el riesgo es referirlo a una única persona que durante más de 40 años utiliza la leña como combustible para su vivienda (Figura 53.11). De ello se deriva un riesgo total de muerte de –1,6  10–3 (es decir, –0,2 %). Esta cifra puede compararse con el riesgo de muerte por accidente de carretera en Estados Unidos durante ese mismo período de tiempo, que es –9,3  10–3 (es decir, un –1 %), cinco veces mayor. La combustión de leña presenta riesgos del mismo orden que otras tecnologías de calefacción más convencionales. En ambos casos estamos por debajo del riesgo total de otras actividades habituales, y muchos aspectos del riesgo se prestan claramente a la adopción de medidas preventivas.
Pueden establecerse las siguientes comparaciones con respecto a los riesgos para la salud:




jueves, 7 de noviembre de 2013

El grupo de recursos renovables

El grupo de recursos renovables se caracteriza por la utilización de recursos renovables y difusos que poseen escasa densidad energética —el sol, el viento, el agua— y de los que se dispone en enormes cantidades sin coste alguno, pero cuya captación exige grandes superficies y la construcción de costosas instalaciones capaces de “concentrarlos” en formas utilizables. Los riesgos para la salud en el trabajo son elevados y se derivan sobre todo de la construcción de las instala- ciones. Los riesgos para la salud pública son escasos y se limitan principalmente a accidentes de escasa probabilidad, como roturas de presas, fallos en equipos e incendios.

Factores relacionados con la organización

Existen varios factores de la organización del trabajo claramente asociados con los problemas musculosqueléticos. Se describen con más detalle en otras secciones de este capítulo. Entre ellos están: la elevada presión de trabajo, la baja autonomía (es decir, poco nivel de control sobre el trabajo), la poca cohesión entre compañeros (es decir, poco apoyo de otros compañeros de trabajo), lo que signi- fica que los trabajadores no reciben ayuda de los demás en los momentos de mayor presión y poca diversidad del trabajo.
El único factor estudiado, y con el que se obtuvieron resultados muy variados, fue el número de horas de trabajo con un teclado (Tabla 52.8). En general, se observa que las causas de los problemas musculosqueléticos a nivel individual son multifactoriales. Los factores relacionados con el trabajo, en especial la organización del trabajo, pero también los factores biomecánicos, tienen un papel claro. Los factores específicos más importantes pueden variar de un lugar de trabajo a otro y entre una persona y otra, dependiendo de las circunstancias individuales. Por ejemplo, el uso generalizado de apoyos para las muñecas en un lugar de trabajo en el que los problemas principales son un nivel de presión muy elevado y poca variedad de tareas no es probable que sea una estrategia eficaz. Por otra parte, un trabajador con una carga de trabajo satisfactoria y una diversidad de tareas podría, a pesar de todo, presentar problemas si la PVD está colocada en un ángulo inadecuado.
La experiencia australiana, en donde la prevalencia de los problemas musculosqueléticos disminuyó a finales del decenio de 1980, puede resultar útil para indicar cómo pueden abordarse las causas de estos problemas. Aunque este proceso no se ha documen- tado ni se ha investigado detalladamente, es probable que hayan existido varios factores asociados con esta disminución de la preva- lencia. Uno de ellos ha sido la introducción generalizada de mobi- liario y equipos de diseño “ergonómico” en los lugares de trabajo. También se han mejorado las prácticas de trabajo a través de una multiplicidad de tareas y una reestructuración para reducir la presión y aumentar la autonomía y la variedad. Tales cambios estuvieron acompañados a menudo con la aplicación de una mayor igualdad de oportunidades de empleo y con estrategias de democracia industrial. Asimismo, se llevaron a cabo estra- tegias generalizadas de prevención y de intervención precoz. De una forma menos positiva, algunos lugares de trabajo parecen haber aumentado su dependencia en los trabajadores temporales para realizar los trabajos repetitivos de teclado. Ello significa que los problemas no estarían relacionados con la empresa, sino que serían responsabilidad exclusiva del trabajador. Además, la importante controversia originada alrededor de estos problemas ha ocasionado que se estigma- ticen, de forma que muchos trabajadores son ahora más renuentes a quejarse o a reclamar indemnizaciones cuando desarrollan algún síntoma. El problema se agudizó cuando algunos trabajadores comenzaron a perder los juicios enta- blados contra las empresas, rodeados de una gran publicidad. La reducción de los fondos para la investigación, la suspensión de publicaciones sobre la incidencia y prevalencia estadísticas y de publicaciones científicas sobre estos tras- tornos, así como la pérdida de interés de los medios de comu- nicación por estos problemas han hecho que parezca que el problema ha desaparecido.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Factores biomecánicos

Se ha hallado que trabajar con determinadas articulaciones en ángulos extremos está asociado con problemas musculosquelé- ticos. Los efectos debidos a otros factores biomecánicos están menos definidos y algunos estudios han hallado que son importantes, mientras otros no. Estos factores son: la evaluación de la adecuación del mobiliario y del equipo por los investigadores, la evaluación de la adecuación del mobiliario y/o del equipo por los trabajadores; los factores visuales en el lugar de trabajo, como reflejos; los factores visuales personales, como el uso de gafas; y la antigüedad en el puesto o como trabajador de oficina (Tabla 52.8).

Principales efectos de las tecnologías de generación de electricidad sobre la salud (grupo de combustibles).


domingo, 3 de noviembre de 2013

Factores no relacionados con el trabajo

Existen pocos indicios de que factores no relacionados con el trabajo sean causas importantes de estos trastornos, aunque existen algunos indicios de que las personas con una lesión previa en la zona correspondiente o con problemas en otras partes del cuerpo pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar problemas. No existe una relación clara con la edad y en un estudio en el que se examinó la relación con la neurosis no se encontró ninguna.

LA ENERGIA Y LA SALUD (II)

En función de los riesgos que presentan para la salud, las tecnologías de la energía pueden clasificarse en tres grupos:

1. El grupo de combustibles se caracteriza por el empleo de grandes cantidades de combustibles fósiles o biomasa, carbón, petróleo, gas natural, madera, etc. Su obtención, transformación y transporte presentan altas tasas de accidentes, que constituyen los principales riesgos para la salud en el trabajo, y su combustión produce grandes cantidades de contaminantes del aire y residuos sólidos, que representan la principal amenaza para la salud pública.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Causas

En general, todo el mundo coincide en que la introducción de las PVD está asociada con un aumento de los movimientos repetitivos y un aumento de la carga estática debido al aumento de la velocidad de pulsación, y de la reducción (en comparación con las máquinas de escribir) de las tareas no relacionadas con el teclado, como cambiar de hoja, esperar los retornos del carro o el uso de cinta o líquido corrector. La necesidad de mirar la pantalla también puede producir un aumento de la carga estática y la colocación inadecuada de la pantalla, del teclado o de las teclas de función puede dar lugar a posturas que pueden favorecer la aparición de problemas. También existen indicios de que la introducción de las PVD pueden asociarse con una reducción del personal y un aumento de la carga de trabajo. Asimismo, puede producir cambios en los aspectos psicosociales del trabajo, incluidas las relaciones sociales y jerárquicas, las responsabilidades de los trabajadores, las perspectivas profesionales y la carga mental de trabajo. En algunos lugares de trabajo, estos cambios han seguido una dirección favorable para los trabajadores, mien- tras que en otros, han producido un menor control del trabajador sobre su trabajo, falta de apoyo social para el trabajo, “descualificación”, falta de oportunidades de promoción, ambigüedad en las funciones, estrés mental y vigilancia electrónica (ver revisiónde Bammer 1987b y el informe de la OMS 1989 sobre una reunión de la Organización Mundial de la Salud). La asociación entre algunos de estos cambios psicosociales y los problemas musculosqueléticos se comenta a continuación. También parece que la introducción de las PVD ha contribuido a estimular un movimiento social en Australia que tuvo como consecuencia el reconocimiento de la existencia y relevancia de estos problemas
(Bammer y Martin 1992).
Las causas pueden analizarse, por lo tanto, a nivel individual, social o del lugar de trabajo. A nivel individual, las causas posibles de estos trastornos pueden dividirse en tres categorías: tras tornos no relacionados con el trabajo, factores biomecánicos y factores de la organización del trabajo (véase la Tabla 52.7). Se han utilizado varios enfoques para el estudio de las causas, pero los resultados obtenidos en conjunto han sido similares a los de estudios de campo empíricos en los que se ha utilizado el análisis multivariable (Bammer 1990). Los resultados de estos estudios se resumen en las Tablas 52.7 y 52.8. Estudios más recientes corro- boran estos resultados generales.

LA ENERGIA Y LA SALUD (I)

El grupo de trabajo sobre energía de la Comisión de Salud y Medio Ambiente de la OMS (1992a) considera que, en materia de peligros para la salud de origen ambiental, hay cuatro problemas relacionados con la energía que merecen la mayor atención inmediata y/o futura:

1. la exposición a agentes nocivos durante la utilización domés- tica de biomasa y carbón;
2. la exposición derivada de la contaminación del aire urbano en muchas grandes ciudades del mundo;
3. los posibles efectos del cambio climático sobre la salud,
4. los accidentes graves, cuyos daños ambientales afectan a la salud de la población general.
Para realizar una estimación cuantitativa de los riesgos para la salud derivados de los distintos sistemas energéticos es necesario evaluar en todo el sistema todos los pasos de un ciclo de combus- tible, desde la extracción de la materia prima hasta el consumo final de la energía. Para que se puedan efectuar comparaciones válidas entre unas tecnologías y otras, los métodos, los datos y las necesidades de uso final han de ser similares y estar especifi- cados. Al cuantificar los efectos de las necesidades de uso final deben evaluarse las diferencias de eficiencia de los distintos mecanismos de conversión en energía utilizable, mecanismos que son específicos para cada tipo de energía y cada combustible.
La evaluación comparativa se basa en la idea de un sistema de energía de referencia (SER), que describe los ciclos de cada combustible paso a paso, desde la extracción hasta la combustión y eliminación última de los residuos, pasando por la trans- formación. El SER es un marco habitual y sencillo para definir los flujos de energía y otros datos conexos que se emplean en la evaluación de los riesgos. Un SER (Figura 53.9) es una represen- tación en red de los principales componentes de un sistema energético en un año determinado, y especifica el consumo de recursos, el transporte de combustible, los procesos de conver- sión y los usos finales. Se presentan así de un modo compacto las principales características del sistema energético y a la vez se obtiene un marco para evaluar los principales efectos sobre los recursos, el medio ambiente, la salud y la economía que pueden derivarse de nuevas tecnologías o políticas.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Partes específicas del cuerpo

Otros estudios se han centrado en zonas concretas del cuerpo, como el cuello o las muñecas. Los problemas cervicales son los más frecuentes y se han investigado en 72 estudios, 15 de los cuáles han demostrado que ocurren en un 40 a un 49 % de los trabajadores. Tres estudios hallaron estos problemas en el5-9% de los trabajadores y un estudio, en más del 80 %. Menos de la mitad de estos estudios investigaron problemas graves, y general- mente los observaron con una frecuencia de entre un 5 % y un 39 %. Tales niveles elevados de problemas cervicales se han encontrado en distintas partes del mundo, como Australia, Finlandia, Francia, Alemania, Japón, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza, el Reino Unido y Estados Unidos. En cambio, sólo en 18 estudios se investigaron los problemas de las muñecas; de éstos, siete observaron este tipo de problemas en un 10%a un 19% de los trabajadores. Un estudio los describió en un 0,5 a un 4 % de los trabajadores y otro, entre un 40 - 49 %.

Sistema energético de referencia, 1979.