La exposición al plomo afecta principalmente a la biosíntesis del hemo, pero puede actuar también sobre el sistema nervioso y otros sistemas, como el cardiovascular (presión sanguínea). Los niños recién nacidos y menores de cinco años son especialmente sensibles a la exposición al plomo por sus efectos sobre el desa- rrollo neurológico a niveles en sangre próximos a 10 g/dl (CDC 1991).
En varios estudios epidemiológicos se ha investigado el efecto de la contaminación del aire, especialmente de la exposición al ozono, sobre la salud de la población de Ciudad de México. Estudios ecológicos han puesto de manifiesto el incremento de la mortalidad asociado a la exposición a partículas finas (Borja-Ar- burto y cols. 1995) y un incremento de las visitas a urgencias por asma infantil (Romieu y cols. 1994). Estudios sobre los efectos perjudiciales de la exposición al ozono realizados en niños sanos han demostrado un incremento del absentismo escolar por enfermedades respiratorias (Romieu y cols. 1992), así como un descenso de la función pulmonar tras exposiciones tanto agudas como subagudas (Castillejos y cols. 1992, 1995). Estudios reali- zados entre niños asmáticos han puesto de manifiesto un incre- mento de los síntomas respiratorios y un descenso de la tasa de expiración máxima tras la exposición al ozono (Romieu y cols. 1994) y a partículas finas (Romieu y cols. en prensa). Aunque parece clara la asociación entre la exposición aguda al ozono y los efectos nocivos sobre la salud de la población de Ciudad de México, es necesario evaluar el efecto crónico de dicha exposición, en particular dados los elevados niveles de fotooxidantes observados en esa ciudad y la ineficacia de las medidas de control.
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