Pocos de los resultados aquí descritos son coherentes entre sí. Como señalan Frölén y Svedenstål, “no es posible dar conclusiones cualitativas con respecto a los efectos correspondientes en los seres humanos y en los animales de experimentación”. Examinemos algunos de los argumentos que pudieron llevarles a esta conclusión.
Los resultados obtenidos por Tribukait no se consideraron concluyentes, en general, por dos razones. En primer lugar, sólo se obtuvieron efectos positivos cuando se utilizó el feto como unidad de observación para el análisis estadístico, mientras que los propios datos realmente indicaron un efecto específico en la camada. En segundo lugar, existe una discrepancia en este estudio entre los resultados de la primera y la segunda parte, lo que implica que los resultados positivos pueden ser el resultado de variaciones aleatorias o factores no controlados en el experimento.
Los estudios epidemiológicos en los que se han investigado malformaciones específicas no han demostrado un aumento de malformaciones esqueléticas en los hijos de madres que trabajan con PVD y que, por lo tanto, están expuestas a campos magné- ticos de MBF. Por los motivos antes expuestos (análisis estadístico basado en el feto, anormalidades probablemente no relacionadas con la salud, y falta de concordancia con lo hallado en estudios epidemiológicos), los resultados obtenidos de malfor- maciones esqueléticas menores no proporcionan una indicación clara de que exista un riesgo para la salud humana.
Wiley y Corey (1992) no observaron un efecto de reabsorción placentaria similar al descrito por Frölén y Svedenstål. Una de las causas de esta discrepancia podría ser que utilizaron cepas distintas de ratones, y el efecto podría ser específico para la cepa utilizada por Frölén y Svedenstål. Aparte de este posible efecto de la especie, es también notable que tanto las hembras expuestas a campos de 17 T como las hembras control en el estudio de Wiley mostraron frecuencias de reabsorción similares
a las de las hembras expuestas de las series correspondientes en el estudio de Frölén, mientras que los grupos no expuestos en este último estudio mostraron frecuencias mucho menores (véase la Figura 52.8). Una explicación hipotética podría ser que la manipulación de los animales durante el período de tres horas sin exposición produjese un nivel de estrés más alto en los ratones del estudio de Wiley. En este caso, el efecto del campo magnético podría haber quedado “enmascarado” por el efecto del estrés. Aunque es difícil descartar definitivamente esta teoría
a partir de los datos proporcionados, parece poco probable. Además, si existiese un efecto “real” atribuible al campo magné- tico, se esperaría que fuera evidente por encima del efecto cons- tante del estrés a medida que aumentase la exposición al campo magnético. En los datos del estudio de Wiley, en cualquier caso, no se observó esta tendencia.
El estudio de Wiley describe el control del ambiente y la rotación de las jaulas para eliminar el efecto de factores no controlados que podrían variar entre distintos puntos de la habitación, al igual que los campos magnéticos; el estudio de Frölén, en cambio. no lo describe. Así, el control de “otros factores” está mejor documentado en el estudio de Wiley. Hipotéticamente, los factores no controlados que no hayan sido aleatorizados podrían posiblemente proporcionar algunas expli- caciones. También es interesante observar que la falta de efecto descrita en la serie de los 7 días en el estudio de Frölén no parece deberse a una disminución en los grupos expuestos, sino
a un aumento en el grupo control. Lo cual indica que las variaciones en el grupo control son probablemente importantes
de considerar cuando se comparan los resultados dispares de los dos estudios.
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