En la Figura 53.7 se presenta una sección transversal de un hipo- tético vertedero de residuos peligrosos para ilustrar los problemas que pueden surgir. (En la práctica, un vertedero de ese tipo no se situaría nunca junto a una masa de agua ni sobre un lecho de grava.) Las instalaciones de eliminación (contención) de residuos peligrosos bien diseñadas poseen un cerramiento sellado imper- meable que impide que las sustancias peligrosas escapen y pene- tren en el terreno subyacente. Cuentan también con medios para tratar las sustancias químicas que pueden neutralizarse o trans- formarse y reducir así el volumen de residuos depositados en el vertedero; las sustancias químicas que no pueden tratarse se encierran en contenedores impermeables. (No obstante, y como se verá más adelante, la permeabilidad es relativa.)
Las sustancias químicas pueden escapar por filtración cuando el contenedor se encuentra en mal estado, por lixiviación si entra agua en su interior o por derramamiento durante su mani- pulación o cuando el vertedero se ve alterado por alguna causa. Una vez que atraviesan el revestimiento interior del vertedero, o
si ese revestimiento está roto o no existe, penetran en el suelo y migran hacia abajo por efecto de la gravedad. La migración es mucho más rápida en los suelos porosos, y más lenta cuando tiene que atravesar arcilla o un lecho rocoso. Aun bajo tierra, el agua fluye cuesta abajo y sigue el camino de menor resistencia, por lo que el nivel de las aguas subterráneas se inclina ligeramente en la dirección de la corriente, y ésta es mucho más rápida cuando atraviesa arena o grava. Si hay una capa freática bajo el suelo, las sustancias químicas acabarán por llegar a ella. Las sustancias más ligeras tienden a flotar en el agua y formar en ella una capa superior. Las más pesadas y los compuestos hidrosolubles tienden a disolverse o ser transportados por las aguas subterráneas en su lento desplazamiento a través de rocas porosas o grava. La región contaminada, que es lo que se llama penacho, , puede determinarse cartográficamente efectuando perforaciones o pozos de sondeo. El penacho se va extendiendo lentamente, avanzando en la misma dirección que las aguas subterráneas.
La contaminación de las aguas superficiales puede producirse por escorrentía desde el vertedero, cuando la capa superior de suelo está contaminada, o por las aguas subterráneas. Cuando las aguas subterráneas desembocan en una masa de agua local, como un río o un lago, la contaminación pasa a esa masa de agua. Algunas sustancias químicas tienden a depositarse en el sedimento del fondo, mientras que otras son transportadas por la corriente.
La contaminación de las aguas subterráneas puede tardar siglos en desaparecer. Si la población que vive en la zona utiliza como fuente de agua pozos superficiales, existe la posibilidad de exposición por ingestión y por contacto cutáneo.
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