jueves, 10 de octubre de 2013

Problemas para la salud humana

Las  personas  entran  en  contacto  con  las  sustancias   tóxicas de muchas maneras y la exposición puede producirse en distintos momentos de su vida útil. Puede ocurrir que personas que trabajan en una fábrica cuyo proceso industrial produce como residuos esas sustancias no se cambien de ropa ni se laven antes de ir a casa. Otras pueden vivir cerca de vertederos de residuos peligrosos ilegales o mal diseñados o dirigidos, produciéndose exposiciones como resultado de accidentes, de una manipulación negligente o de la falta de contención de la sustancia, o porque la zona no está suficientemente cerrada para impedir la entrada de los niños. La exposición puede producirse también en el hogar, como resultado de productos de consumo que están mal etique- tados, que han sido mal almacenados o que no contienen adver- tencias sobre su consumo por los niños.
Hay tres vías de exposición que son, con mucho, las más importantes a la hora de examinar la toxicidad de los residuos peligrosos: la inhalación, la ingestión y la absorción por la piel. Una vez absorbidas, y dependiendo de la ruta de exposición, las sustancias tóxicas pueden afectar a las personas de muchos modos. Evidentemente, la lista de posibles efectos tóxicos asociados a los residuos peligrosos es muy larga, pero la preocu- pación pública y los estudios científicos han tendido a centrarse en el riesgo de cáncer y en los efectos sobre el sistema reproduc- tivo. En general, ello refleja el perfil de los peligros químicos presentes en los vertederos.
Se han efectuado numerosos estudios sobre personas que viven alrededor o cerca de esos lugares. Con escasas excep- ciones, los estudios demuestran más bien poco en cuanto a problemas de salud verificables y clínicamente importantes. Las excepciones suelen referirse a casos de contaminación excepcio- nalmente grave y cuando existe una ruta de exposición clara de personas que viven inmediatamente al lado del vertedero o han bebido agua procedente de aguas subterráneas contaminadas por el vertedero. Esta sorprendente ausencia de efectos docu- mentados sobre la salud se explica probablemente por varias razones. Una de ellas es que, a diferencia de la contaminación del aire y de las aguas superficiales, la gente no tiene fácil acceso
a los contaminantes químicos del suelo. Es posible vivir en zonas muy contaminadas por sustancias químicas, pero a menos que se entre realmente en contacto con ellas por una de las vías de exposición antes mencionadas no se producirá toxicidad. Otra razón es que los efectos crónicos de la exposición a esas sustan- cias químicas tóxicas tardan mucho en desarrollarse y son muy difíciles de estudiar. Otra razón, por último, puede ser que esas sustancias sean menos potentes como causantes de efectos crónicos sobre la salud de lo que generalmente se supone.
Dejando al margen los efectos sobre la salud humana, la contaminación del suelo puede ocasionar graves daños a los ecosistemas. Especies vegetales y animales, bacterias del suelo
(que contribuyen a la productividad agrícola) y otros compo- nentes de los ecosistemas pueden verse irreversiblemente dañados por unos niveles de contaminación que no vayan asociados a ningún efecto visible sobre la salud humana.

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