La eutrofización se define como el enriquecimiento de las aguas con nutrientes de origen vegetal, sobre todo fósforo y nitrógeno, que generan un mayor crecimiento de las plantas (tanto algas como macrófitos) y se traducen en floraciones de algas visibles, marañas flotantes de algas o macrófitos, algas bentónicas y aglomeraciones sumergidas de macrófitos. Al descomponerse, ese material vegetal conduce al agotamiento de las reservas de oxígeno de las masas de agua, lo que a su vez provoca una serie de problemas secunda- rios como la mortalidad de los peces y la liberación de gases corrosivos y otras sustancias indeseables, como gas carbónico, metano, sulfuro de hidrógeno, sustancias organolépticas (que dan sabor y olor), toxinas y similares.
Los compuestos de fósforo y nitrógeno proceden básicamente de las aguas residuales domésticas no tratadas, pero hay también otras fuentes, como el drenaje de tierra agrícola con fertilizantes artificiales, las escorrentías superficiales de la ganadería inten- siva y algunas aguas residuales industriales, que también pueden incrementar sustancialmente el nivel trófico de lagos y embalses, sobre todo en los países tropicales en desarrollo.
Los principales problemas relacionados con la eutrofización de lagos, embalses y depósitos de agua son los siguientes: agota- miento del oxígeno en la capa superior; menor calidad del agua, lo que dificulta el tratamiento, sobre todo para eliminar las sustancias que dan sabor y olor; disminución del valor de esas masas de agua con fines recreativos, con un mayor riesgo para la salud de los bañistas y un aspecto desagradable; inconvenientes para la pesca, debido a la mortalidad de peces y a la aparición de poblaciones de peces de baja calidad y escaso atractivo; enve- jecimiento y reducción de la capacidad de lagos y embalses por sedimentación; e incremento de los problemas de corrosión en conducciones y otras estructuras.
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