sábado, 7 de septiembre de 2013

Razones para vincular la salud ambiental y la salud en el trabajo (VII)

Del mismo modo que la comprensión de los efectos sobre la salud de diversas exposiciones perjudiciales ha partido muchas veces del lugar de trabajo, el efecto sobre la salud pública de las exposiciones ambientales a esos mismos agentes ha constituido un importante factor de estímulo para la limpieza tanto en el lugar de trabajo como en la comunidad de su entorno. Por ejemplo, el descubrimiento de elevados niveles de plomo en la sangre de los trabajadores por un higienista industrial en una fundición de plomo en Bahía, Brasil, llevó a que se investigara la presencia de plomo en la sangre de los niños de zonas residenciales próximas. La comprobación de que los niños también presentaban elevados niveles de plomo contribuyó considerable- mente a que la empresa adoptara medidas para reducir las expo- siciones en el lugar de trabajo así como las emisiones de plomo de la fábrica (Nogueira 1987), aunque las exposiciones profesionales siguen siendo notablemente más altas de lo que toleraría la comunidad general.
De hecho, las normas de salud ambiental suelen ser mucho más estrictas que las de salud en el trabajo. Tenemos un ejemplo de ello en los valores de referencia recomendados por la OMS para determinadas sustancias químicas. La diferencia suele justi- ficarse con el argumento de que la comunidad comprende poblaciones sensibles, como personas de edad avanzada, enfermos, niños pequeños y mujeres embarazadas, mientras que la población laboral goza al menos de una salud suficientemente buena para trabajar. También suele aducirse que el riesgo es más “aceptable” para una población laboral, pues son personas que se benefician de tener un empleo, y por consiguiente están más dispuestas a aceptar el riesgo. La cuestión de las normas o criterios suscita vivos debates de carácter político, ético y científico. Vincular la salud en el trabajo y la salud ambiental puede contribuir de forma positiva a resolver esas controversias. A este respecto, estrechar la relación entre los dos ámbitos puede redundar en una mayor coherencia a la hora de establecer las normas.
Probablemente inspiradas, al menos en parte, por el activo debate sobre medio ambiente y desarrollo sostenible propuesto por el Programa 21, muchas organizaciones de profesionales de la salud en el trabajo han cambiado su denominación por la de organizaciones de “salud en el trabajo y salud ambiental” como una forma de reconocer que sus miembros dedican cada vez más atención a los peligros para la salud de origen ambiental tanto dentro como fuera del lugar de trabajo. Además, como se señala en el capítulo dedicado a la ética, en el Código interna- cional de ética para los profesionales de salud en el trabajo se afirma que proteger el medio ambiente es una de las obliga- ciones éticas de dichos profesionales.

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