Una fuente es una familia de caracteres diseñados, bien para proporcionar una comprensi- bilidad óptima en un medio determinado (como por ejemplo, papel, pantallas electrónicas o pantallas de proyección), bien para proporcionar algún tipo de calidad estética o ambos. A pesar de que el número de fuentes disponibles supera las 10.000, sólo unas cuantas, quizá algunas decenas, se consideran “comprensibles”. Debido a que la legibilidad y la comprensibilidad de una fuente también dependen de la experiencia del lector (se piensa , por ejemplo, que algunas fuentes “legibles” se consideran como tales únicamente porque se han utilizado prácticamente sin cambios durante décadas o incluso siglos), una misma fuente puede resultar menos legible en una pantalla que en papel,
sencillamente porque los caracteres tienen un aspecto “nuevo”. Con todo, ésta no es la causa principal de la mala legibilidad de las pantallas.
En general, el diseño de las fuentes está restringido por problemas tecnológicos. Algunas tecnologías imponen límites muy estrechos para el diseño de caracteres, por ejemplo, las pantallas de cristal líquido (LED) o de trama, con un número limitado de puntos por pantalla. Ni siquiera las mejores pantallas de TRC pueden competir en muchos casos con las impresiones en papel (Figura 52.5). En los últimos años, las investigaciones han demostrado que la velocidad y la precisión de la lectura en pantalla es aproximadamente un 30 % menor a la que se logra en papel; ahora bien, se desconoce aún si esto se debe a las características de la pantalla o a otros factores.
Un estudio de caso relativo a los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud de 480 alumnos de primaria en Cubatao, Brasil, donde 23 industrias (siderurgia, industrias químicas, cementera, fábricas de fertilizantes, etc.) emitían gran cantidad de contaminantes combinados, demostró que el 55,3 % de los niños presentaban una reducción de la función pulmonar. Otro ejemplo de los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud se comprobó en la zona industrial especial de Ulsan/Onsan, en la República de Corea, donde se concentran muchas fábricas de gran tamaño (sobre todo petroquímicas y de refino de metales). La gente que vivía en la zona se quejaba de diversos problemas de salud, sobre todo del trastorno del sistema nervioso denominado “enfermedad de Onsan”.
Las liberaciones accidentales de sustancias tóxicas a la atmósfera con graves riesgos para la salud suelen ser más frecuentes en los países en desarrollo. Ello puede deberse entre otras razones a una planificación insuficiente en materia de seguridad, a la falta de personal técnico cualificado para el mantenimiento de instalaciones adecuadas, a las dificultades para obtener piezas de repuesto, etc. Uno de los peores de accidentes de este tipo fue el que se produjo en Bhopal, India, en 1984, donde los escapes de isocianuro de metilo causaron la muerte a 2.000 personas.
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