Este incremento de la demanda se hará notar sobre unos recursos en tierra y agua que son finitos, teniendo en cuenta además que las zonas más productivas ya se han utilizado y que el coste de poner en producción tierras marginales y utilizar agua no fácilmente disponible será elevado. Es posible que gran parte de esas tierras marginales sean fértiles sólo temporalmente,
a menos que se adopten medidas específicas para evitarlo, y la productividad de las pesquerías naturales está también suma- mente limitada. La superficie de tierra cultivable descenderá debido a la erosión de los suelos por el exceso de pastoreo, el arrastre de tierras en zonas taladas, la salinización de los suelos y otros tipos de degradación de la tierra, así como por la expan- sión del desarrollo urbano, industrial y de otros tipos.
La disponibilidad de agua y su calidad, que son ya totalmente insuficientes en gran parte del mundo, seguirán constituyendo un problema importante en las zonas rurales de los países en desarrollo y también en muchas poblaciones urbanas, que pueden enfrentarse al problema adicional de tener que pagar elevadas tarifas por su utilización. Las necesidades de agua regis trarán un importante incremento, y en algunas grandes ciudades satisfacer la demanda será cada vez más caro, pues habrá que traer el agua de zonas distantes. La reutilización del agua exige unas normas más estrictas en materia de tratamiento. La creciente producción de aguas residuales y de desecho obligará a ampliar las instalaciones de tratamiento, así como a realizar grandes desembolsos de capital.
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