Los dos factores que más influyen en la dispersión y el transporte de las emisiones de contaminantes del aire son la meteorología (incluidos efectos de microclima como los “islotes de calor”) y la topografía en relación con la distribución de la población. Muchas ciudades están rodeadas por colinas que pueden actuar como barrera para los vientos, de tal modo que la contaminación queda atrapada en ellas. Las inversiones térmicas pueden dar lugar a un problema similar en los climas templados y fríos. En condiciones de dispersión normales, los gases de contaminantes calientes ascienden al entrar en contacto con masas de aire más frías a medida que aumenta la altura. Sin embargo, en determinadas circunstancias la temperatura puede aumentar con la altura, y se forma una capa de inversión que impide que los contaminantes se alejen de su fuente de emisión y que retrasa su difusión. El transporte de la contaminación del aire a largas distancias desde las grandes zonas urbanas puede tener repercu- siones a escala nacional y regional. Los óxidos de nitrógeno y azufre pueden contribuir a que se depositen ácidos en zonas muy alejadas de la fuente de emisión. Las concentraciones de ozono suelen ser altas a sotavento de las zonas urbanas debido al desfase de tiempo que se produce en los procesos fotoquímicos (PNUMA 1991b).
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