En los países en desarrollo, la contaminación del aire se deriva no sólo de la emisión de contaminantes por industrias relativamente grandes, como la siderúrgica, la de metales no ferrosos o la de productos del petróleo, sino también de la emisión esporádica de contaminantes por fábricas de pequeñas dimensiones, como cementeras, refinerías de plomo, fábricas de fertilizantes y plaguicidas químicos y otras similares, donde no se toman medidas sufi- cientes de lucha contra la contaminación y se permite que los contaminantes escapen a la atmósfera.
Como las actividades industriales comportan siempre una generación de energía, la combustión de combustibles fósiles es una de las principales fuentes de contaminación del aire en los países en desarrollo, donde se utiliza mucho el carbón, no sólo para el consumo industrial sino también para el doméstico. En China, por ejemplo, más del 70 % del consumo total de energía se basa en la combustión directa de carbón, que genera grandes cantidades de contaminantes (partículas en suspensión, dióxido de azufre, etc.) en condiciones de combustión incompleta e insu- ficiente control.
La naturaleza de los contaminantes del aire varía según la industria de que se trate. También la concentración de los distintos contaminantes en la atmósfera varía mucho depen- diendo del proceso y el lugar en que se produzca, por las diversas condiciones geográficas y climáticas. Al igual que en otros lugares, en los países en desarrollo es difícil estimar los niveles concretos de exposición de la población general a los diversos contaminantes procedentes de las distintas industrias. En términos generales, los niveles de exposición en el lugar de trabajo son mucho más elevados que los que sufre la población general, pues en el ambiente general las emisiones se diluyen con rapidez y son dispersadas por el viento. Sin embargo, la duración de la exposición es mucho mayor para la población general que para los trabajadores.
Los niveles de exposición de la población general en los países en desarrollo suelen ser más altos que en los países desarrollados, donde la contaminación del aire se controla con más rigor y las zonas residenciales suelen estar alejadas de las industrias. Como se trata con más detalle en este mismo capítulo, muchos estudios epidemiológicos han puesto ya de manifiesto una estrecha asociación entre la reducción de la función pulmonar y la mayor incidencia de enfermedades respiratorias crónicas entre personas que por el lugar en el que viven están expuestas a largo plazo a los contaminantes atmosféricos comunes.
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