Por último, es necesario reconocer que los usuarios cometen errores cuando utilizan los sistemas, independientemente de su nivel de preparación o de la calidad del sistema. Un estudio reciente realizado en Alemania por Broadbeck y cols. (1993) muestra que al menos el 10 % del tiempo que invierten los traba- jadores de oficina en los ordenadores está relacionado con la gestión de errores. Una de las causas de los errores es que los usuarios confían más en las estrategias de corrección que en las de prevención (Reed 1982). Los usuarios prefieren actuar rápidamente y cometer errores que después deben corregir, a trabajar más lentamente y evitar los errores. Es esencial tener en cuenta este aspecto cuando se diseñan las interfaces persona-ordenador. Además, los sistemas deberían ser tolerantes a los errores e incorporar un sistema de gestión de errores efectivo (Lewis y Norman 1986).
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