Toda la familia de las ranas venenosas, las Dendrobatidae, que se encuentran en los trópicos americanos, está amenazada por la destrucción de su hábitat —los bosques higrofíticos tropicales de tierras bajas de Centroamérica y Sudamérica (Brody l990). Estas ranas de vivo colorido, en número de más de 100 especies, son especialmente sensibles a la despoblación forestal, pues viven únicamente en zonas muy concretas del bosque y no pueden hacerlo de forma natural en ningún otro sitio. Los científicos han descubierto que las toxinas que producen, utilizadas durante siglos por los indios centro y sudamericanos para envenenar las flechas y los dardos de las cerbatanas, se hallan entre las sustan- cias naturales más mortíferas que se conocen. Pero son también de enorme utilidad para la medicina. Los ingredientes activos de las toxinas son alcaloides, compuestos de anillo con nitrógeno que se encuentran casi exclusivamente en las plantas (son ejemplos la morfina, la cafeína, la nicotina y la cocaína). Los alcaloides se unen selectivamente a determinados canales y bombas de iones en las membranas nerviosa y muscular. Sin ellos, el conocimiento de esas unidades básicas de la función de la membrana, presentes en todo el reino animal, sería muy incompleto.
Además de su valor para la investigación neurofisiológica básica, las ranas venenosas ofrecen también valiosas claves bioquímicas para la producción de nuevos y potentes analgésicos con un mecanismo de acción distinto del de la morfina, de nuevos medicamentos para las arritmias cardiacas y de nuevos tratamientos para aliviar algunas enfermedades neurológicas como la enfermedad de Alzheimer, la miastenia grave y la escle- rosis lateral amiotrófica (Brody l990). Si se siguen destruyendo al ritmo actual los bosques higrofíticos de Centroamérica y Suda- mérica, estas ranas de enorme valor se perderán.
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